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Mancera y la presión social

Por Paul Alcántar

Mientras la alcaldesa de Monterrey le pide a Jesucristo ser la autoridad máxima del municipio que gobierna, en la Ciudad de México sucede algo que está quitándole el sueño al sex simbol que tienen por Jefe de Gobierno. A quince días de la desaparición de aproximadamente once jóvenes de un bar de la céntrica Zona Rosa desde el 27 de mayo pasado, Miguel Ángel Mancera no ha podido dar una respuesta clara de lo que ocurrió aquella noche. A nadie ha convencido su postura oficial a través del procurador capitalino para calmar a las madres y padres que aclaman ver a sus hijos con vida.

Y es que el interés de la ciudadanía capitalina crece ante las contradicciones de las autoridades locales, la semana pasada ocurre un terrorífico ataque a un gimnasio del barrio de Tepito, lugar de origen de los desaparecidos, dejando como saldo cuatro muertos y mayor incertidumbre para quienes pensaban que las venganzas, los levantones y asesinatos no se verían en la ciudad más progre del país.

A esta terrible y lastimosa noticia se suma la lentitud evidenciada en los medios por parte de la procuraduría de justicia y cómo la opinión pública ha exigido respuestas claras; lo que ya puso a temblar a Mancera por ponerse en entredicho su capacidad operativa para aplacar a los grupos delincuenciales que siempre han existido en la ciudad con sigilo y sin provocar actos criminales escandalosos como en Michoacán, Tamaulipas y Veracruz.

Miguel Angel Mancera tal vez comience a perder esa luna de miel que llevaba desde inicios de su gestión con la aprobación pública del sesenta porciento, en gran medida por la buena administración que Marcelo Ebrard le heredó y por las buenas políticas públicas que los gobiernos perredistas han llevado con éxito para ordenar a una de las ciudades más conflictivas del mundo.

Esa isla mexicana que era ajena al problema de inseguridad que vive nuestro país se teme a que se pierda, por lo que será el gran reto de Mancera para evitar  que los grupos del narcotráfico comiencen a dictar la agenda pública de su gobierno como ya lo hicieron en la mayoría de las entidades con las que el Distrito Federal colinda.

Veremos el final de esta trama que no pinta nada esperanzadora.

Chapulines

Los once desaparecidos ponen en jaque a una autoridad local como la de la Ciudad de México, algo que en Michoacán normalmente no sucede y que mucho tiene qué ver con la demanda y la cohesión social. La solidaridad colectiva que será difícil volver a construir en nuestra entidad.

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Originario de Zamora Michoacán; en alguna ocasión pensé en ser sacerdote, comprendí desde hace tiempo que las libertades son complementarias para la convivencia diaria y con esa idea actúo. Actualmente soy estudiante de Maestría en Política y Gestión Pública por el ITESO en Guadalajara Jalisco; la hago de asegurador, de politólogo, de activista y ahora de columnista en este espacio. La grilla no debería existir.

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