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Los rebeldes 15… ¿Cuánto tiempo llevas en el celular?

By: Itzia Ramos

 

 ITZIA

El pasado 23 de junio, el equipo juvenil de fútbol tailandés Wild Boars (Jabalíes Salvajes) quedó atrapado en una cueva. Probablemente hayan escuchado ya de esta historia. Eran 12 chicos y su entrenador, que hicieron una pequeña excursión para celebrar el cumpleaños de uno de sus integrantes… poco sabían ellos lo que pasaría.

Los encontraron nueve días después, a salvo en un tramo seco a 4 km de la entrada. Digo seco, porque resulta que poco después de su entrada a la cueva comenzó a llover fuertemente, y los niveles de agua dentro de ella subieron. El grupo se adentró intentando buscar un lugar seguro para esperar a que bajaran, pero nunca lo hicieron.

Nos han tenido desde el 2 de julio, día que los encontraron, con el corazón en la boca. Cada hora salían más dificultades que los equipos de rescate debían superar, trabajando contra reloj para que a los chicos no se les acabara el oxígeno (como le pasó a un rescatista, que en paz descanse) Una de ellas fue que los chicos no sabían nadar.

Elon Musk, el inventor de los autos eléctricos Tesla, expresó su preocupación en Twitter. No sólo eso, sino que desarrolló un pequeño submarino para los chicos, lo construyó y fue personalmente a llevarlo a la cueva. Todos estaban muy felices hasta que se conoció un pequeñísimo detalle: el submarino/cápsula no servía de nada.

El rescate se completó únicamente con fuerza humana (sí, como muchos dirían, a la antigüita), y el internet procedió a irse contra el ingeniero, que miraba incrédulo mientras los niños salían ilesos.

No creo que haya sido su culpa: él ayudó más intentando que lo nosotrxs hicimos siguiendo la noticia, y lo hizo de la única manera que conocía. ¿Desde cuándo la generosidad de una persona debe ser criticada? De cualquier manera, ese es un tema que guardaremos para otro día.

Lo que vimos con el submarino fue un caso (extremo) de la fe ciega que le tenemos a la tecnología. Cada vez recaemos más en ella para que haga nuestras tareas. Yo, por ejemplo, dependo enteramente de mi celular: con él redacto esto y lo mando a la coordinadora, me comunico con mi familia y amigxs, hago mi tarea, escucho música, lo uso como cámara, escáner, televisión, espejo, libro…

Debo admitir que en cuanto leí que la cápsula iba en camino a Tailandia, pensé: “¡Genial! Ya llegó la solución.” Confié más en una máquina desarrollada en tres días que en un equipo de personas con años de experiencia… y no creo haber sido la única.

Pienso que esta es una buena oportunidad para reflexionar el papel que la tecnología interpreta en nuestras vidas, y cuánto de este podríamos desempeñar nosotrxs. Como dicen en la sabia, para nada infantil película de “Los Increíbles ll”: “La gente busca comodidad por sobre todas las cosas.” Tal vez Elon podría haber ayudado más donando recursos al equipo de rescate… y tal vez nosotrxs podamos ayudarnos más si despegáramos nuestra vista de la pantalla un ratito.

Con este reto les dejo (me lo quedo yo también). ¡Nos veremos el siguiente viernes!

Itzia Ramos, casi estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y los tacos de pastor con piña. Escribe poesía en sus tiempos libres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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