STAFF/Alejandro Amado /@lesjuroqueesverdad
Primero fue buscar la vieja credencial de Costco para poder ingresar a la tienda sin problemas, encontrar el molcajete y pagar los respectivos 299 pesos a un socio que me permitió comprar el que, si bien se anuncia como molcajete, se trata más bien de un mortero, de hecho, el instructivo de cuidado se refiere al producto como mortero.
Changoonga se trasladó hasta San Nicolás Obispo, tenencia de la capital michoacana, lugar famoso por su elaboración de molcajetes que realizan con piedra que extraen del Cerro del Águila. Ahí pudimos conocer al maestro Manuel Rosas González, quien de sus 57 años lleva 45 dedicándose a la elaboración de molcajetes, al menos tres generaciones le preceden y ya lleva dos más que le siguen y desde niños agarran los fierros para empezar a tallar los molcajetes y metates.
“Los auténticos molcajetes hechos a mano, de una sola piedra, los hacemos en San Nicolás Obispo. Nosotros perdimos muchos clientes en Canadá porque molcajeteros del Estado de México estaban metiendo unos hechos a máquina, con cemento. ¿Y eso qué trabajo es? Nomás de revolver, echarlos al bote y ya estuvo. Esos que hacemos son piedra original, no está pintada, y esa que traes es de arena con cemento, eso no es artesanía”, dijo cuando le mostramos nuestro “molcajete” hecho en China, y señaló que también hay falsos molcajetes mexicanos que les cerraron el mercado en Canadá.
Con orgullo muestra la credencial del Instituto del Artesano Michoacano (IAM) que lo acredita como auténtico maestro molcajetero y nos muestra su taller para demostrarnos cómo se elabora un molcajete. Los más sencillos pueden salir en un par de horas, pero un metate de buen tamaño puede tomar hasta una semana elaborarlo. Don Manuel está por enviar uno a Estados Unidos por el que le pagarán 2 mil 500 pesos. Los más pequeños los vende desde 90 pesos, pero comprados por mayoreo.
– ¿Qué siente que llegue este tipo de producto a las mesas de los mexicanos? –
– Yo no siento nada amigo, porque para todos sale el sol. Yo no tengo porque decirles que esto o que lo otro, pro sí les puedo decir que no anden engañando a la gente, porque no es un trabajo hecho a mano. Yo no sé ni quién los hace.
“No me vayas a dejar eso acá porque luego van a pensar que yo ando vendiendo eso”, me advierte mientras me muestra sus manos callosas que presumen 45 años de trabajar la piedra volcánica con la que se elaboran los auténticos molcajetes, uno de los símbolos por excelencia de la mexicanidad, portadores de las mejores salsas machacadas y los mejores guacamoles.
Refiere que la música y el radio son la mejor compañía a la hora de trabajar los molcajetes y nos presume sus molcajetes de figuras, uno de cerdo y otro de aguacate, este último hecho sobre pedido por parte de un aguacatero de Uruapan.
Como no había un molcajete del mismo tamaño que el chino, pues las dimensiones las condiciona el tamaño de la piedra, adquirimos uno ligeramente más pequeño por un costo de 150 pesos. Don Manuel Rosas pide no regatear el costo del trabajo e invita a visitar la Feria del Chile de Queréndaro, en donde se les dará oportunidad de ofrecer esta herramienta milenaria a quienes se den cita en la capital del chile del 3 al 5 de agosto en la plaza principal de esa cabecera municipal.
