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La soledad de Fausto Vallejo/ By @gaaelico

Por Toño Aguilera

Espacio para la estulticia de un humilde obrero de la información #Antifascista #Socialismo Humano
Espacio para la estulticia de un humilde obrero de la información #Antifascista #Socialismo Humano

En la leyenda medieval, el Doctor Fausto era un anciano que lo sabía todo, menos el misterio de la vida, se hizo mago, mas todo fue en vano. Sin haber tenido mujer e hijos ni haber disfrutado de los placeres del mundo, desconsolado no esperaba sino la muerte. Cuando iba a beber un brebaje mortal escucha absorto el jubiloso toque pascual de las campanas. Arroja la copa de veneno y sale a la calle con su discípulo Wagner. Un perro les sigue, el cual entra también a la habitación de Fausto cuando este retorna. El perro se hincha desmesuradamente, arde y de las llamas surge un caballero. Era Mefistófeles, el diablo. Le promete a Fausto hacerle gozar de la vida plenamente, con la condición de que este le entregue su alma. El doctor acepta, firma el pacto. En el antro de una bruja, bebe Fausto un filtro y se transforma en un joven arrogante y habido de vivir el placer.

Esta fábula retomada por el gran escritor alemán,  Johan Wolfgang von Goethe, aborda la creencia en el mito de pactar con el diablo se remonta hasta la Edad Media y el Renacimiento. En aquellos tiempos se pensaba que la gente vendía su alma al diablo a cambio de obtener una vida mejor; o gozar de ciertos placeres terrenales. Dicho pacto podía llevarse a cabo de dos formas: oral, mediante invocaciones y aquelarres; o bien mediante el pacto escrito y firmado con la propia sangre del hechicero.

Desconocemos y jamás sabremos si en Michoacán hubo un pacto con el diablo, pero lo que es verdad es que Mefistófeles está presente y campea libremente en los trágicos escenarios que componen nuestra realidad michoacana.

Más que al Fausto de Goethe, nuestro Fausto de apellido Vallejo se asemeja más a un personaje quijotesco, henchido de una épica irreal, en donde como el hidalgo cervantino se lanza contra molinos de viento desenfundando espadas inexistentes.

Los discursos y frases de los últimos días proferidas por el gobernante michoacano, hablan de un poder irreal que este a su alcance, y apelan a una suerte que tampoco existe. Las frases manidas de lanzar cruzadas contra enemigos que son invisibles y que poseen mil rostros, también denotan que el mandatario observa una realidad diferente a la que observamos los michoacanos, lo mismo ocurre cuando se trata de minimizar los acontecimientos, cuando estos ya rebasaron toda capacidad de reacción y asimilación de su gobierno.

Tal vez en su soledad, Fausto Vallejo imagina escenarios reales, deseables y posibles de lo que sucede en Michoacán; imagina que puede derrotar a sus enemigos, ya sean políticos o que están fuera de la ley con la fuerza de sus palabras y con sus frases fastuosas; imagina que al final del día no pasará nada y todo volverá a la realidad y que mantendrá el estado en el poder de su partido político; imagina que al final de su gestión será recordado como un gran gobernante, que puso todo su empeño por sacar adelante a la entidad, que combatió la corrupción y que sentó las bases de un mejor futuro.

Como en el Fausto de Goethe, nuestro Fausto podría burlar el pacto con el diablo y mantener su alma sin mácula, y al final ser perdonado por el señor, pero podría pasar todo lo contrario.

@gaaelico

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