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La Culpa no es de Ellos (o no solamente)

Por La Eriz

No recuerdo cuándo dejó de sorprenderme que Morelia tuviera calles cerradas. No ubico algún año sin marchas ni plantones, es más ni siquiera un mes. En este estado conviven tantas asociaciones, como grupos políticos que para todos hay conflicto y solución en el mismo paquete.

Es el mismo cantar de siempre: los que marchan o se plantan, los que dirigen el tráfico, los que critican, los que apoyan (cada vez menos)… los que ya no les creemos nada. Y es que ¿Cómo les vamos a creer si bastan dos horas de toma, unas horas de negociaciones y tres centavos de promesa para calmar a los inconformes durante algunos meses hasta que se les ocurre otra cosita?

Vuelven entonces con los mismos líderes que tienen experiencia en el marchómetro (divididos en: larvas de políticos y golpeadores). Quienes cambian son los otros, los que se mueven, los que de verdad tienen un conflicto y desesperados ven en las cabezas del contingente su posible salvación. A ellos los he visto. Sus problemas son reales, su enojo es más que comprensible, su frustración está totalmente fundada. Pero definitivamente, están mal guiados.

La corrupción ha ocupado sitio en toda institución del país, ni los sindicatos ni los grupos de lucha social se salvan. Todos procuran intereses particulares y quienes tienen el poder deciden hacia dónde deberán moverse los otros. En ese tipo de grupos sí se puede hablar de mafias, manejos de documentación, influencias. Basta con llevar al límite de la esperanza a cierto grupo de personas para poder lograr que hagan cualquier cosa. Me consta: existe un tipo de” coyotes” paseando por las instituciones con más conflictos, abordando a la gente y sugiriéndoles se unan a tal o cual grupo que les ayudarán a “resolver su conflicto”. Y convencen.

¿Cómo no gritar si las condiciones de vivienda son denigrantes? ¿Cómo no reclamar cuando los políticos se olvidan de su lugar, de su gente, cuando son ellos quienes se deben a nosotros? ¿Cómo no llorar de impotencia cuando existe gente trabajando durante años sin recibir sueldo alguno? ¿Cómo no enojarse ante la apatía del jefe en turno que solamente contesta con un “no se puede”?

“Que me vean, que me escuchen, que sepa el pueblo sobre la incompetencia de los servidores públicos” piensan al marchar. No saben que su lucha es en vano porque de antemano ya estuvo arreglada, porque difícilmente existe la buena voluntad, la ayuda. Ni por parte de los líderes ni por parte de las autoridades. Es más, por ahí las malas lenguas aseguran que existe un presupuesto destinado a las tomas y marchas ciudadanas. Los tratos se cierran invitándose a comer.

Definitivamente creo en los movimientos sociales, pero en aquellos incluyentes donde tod@s puedan poner su granito de arena y el trabajo de un@ coopere con la causa para lograr el desarrollo.  La lucha social se practica tanto en lo público como en lo privado y a diario. Influyendo en los demás y sin molestar a nadie. Eso de parar o tomar oficinas no es lucha social, es atentar contra l@s otr@s. Así, querid@s mí@s, nadie nos va a respetar.

Twitter: @LaEriz

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