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La Cuarta Revolución…2020, El Año Que Todo Cambió

Si algo nos dejó claro el 2020 es que debemos reorientar nuestras políticas para hacer inversiones sustanciales en bienes y servicios públicos, especialmente en materia de salud, lo público se revalorizó

By: Manuel Ochoa

La raza humana reservará un capítulo especial en su historia para el año 2020, año en el que una  pandemia afectó directa o indirectamente a cada ser humano de este planeta. Tuvimos que adaptarnos a nuevas formas de trabajar, educar, y socializar. Dejamos de abrazarnos, nos distanciamos físicamente de nuestros seres más queridos con el fin de protegerlos, nos quedamos sin bodas ni graduaciones, el 2020 nos quitó sueños, planes, viajes, y peor aún, la vida misma.

Al inicio del año se escuchaba una noticia de un nuevo virus que había surgido en Wuhan China, donde alrededor de 20 trabajadores de un mercado de mariscos y animales exóticos habían presentado síntomas de neumonía atípica. La noticia pasó desapercibida por gran parte de la población, la noticia global que dominaba los titulares en ese momento eran los incendios en Australia con videos de Koalas siendo rescatados en medio de las llamas. Poco tiempo después, se hizo realidad lo que solo habíamos visto en películas, el nuevo virus, ahora conocido oficialmente como Sars-CoV-2 se esparció rápidamente por todo el mundo, de una epidemia pasamos a una pandemia global, y un virus que nació en China empezó a matar seres humanos en cada rincón de nuestro planeta.

El virus, un ente de 0.12 micras invisible al ojo humano, nos enseñó de golpe como nuestros destinos están conectados.  El sistema global que hemos desarrollado generó una hiperconectividad que lo que sucedió en un mercado local de mariscos en Wuhan repercutió en una ciudad a 13,248 km de distancia como lo es Morelia.

Estas repercusiones globales seguirán en el futuro, la pandemia del 2020 es solo el inicio, el cambio climático será el gran reto de nuestros tiempos. Tendremos que ser fuertes y resilientes, como lo fuimos en este 2020.

En el 2020 los aviones se quedaron en tierra, las calles se vaciaron, los centros comerciales cerraron, los centros turísticos fueron escenario de un paisaje desolador, la naturaleza retomó espacios perdidos, y lamentablemente, los hospitales y las funerarias se llenaron. En el 2020 todo lo que creíamos cambió para siempre.

Este año nos enseñó la importancia de un liderazgo público responsable, de creer en la ciencia y luchar contra la desinformación, las mentiras, y las teorías de conspiración. Los países que mejor manejaron la pandemia fueron aquellos que actuaron a tiempo, que fueron congruentes en su actuar y lo que comunicaban, que confiaron en sus científicos, que apoyaron al personal de salud y fortalecieron sus instituciones, que generaron políticas de urgencia para proteger a los trabajadores, evitar el desempleo y el quiebre de empresas, nada de eso pasó en nuestro país.

Si algo nos dejó claro el 2020 es que debemos reorientar nuestras políticas para hacer inversiones sustanciales en bienes y servicios públicos, especialmente en materia de salud, lo público se revalorizó.

La pandemia evidenció que un gobierno funcional es crucial para la salud colectiva y salvar vidas. Las instituciones de gobierno encargadas de proteger nuestra salud y economía deben ser lideradas por expertos y no por políticos, las decisiones deben llevarse a cabo con un proceso de razonamiento profesional basado en evidencia y conocimiento, no en la politización de un asunto tan importante como lo es la salud. En el corto plazo debemos ver un renacimiento de la importancia y honor que merece ser administrador público. 

Son muchas las historias personales de lucha en este 2020, desde los trabajadores médicos que pusieron su propia vida en riesgo para salvar vidas de personas que no conocían, hasta aquellos que lucharon contra la enfermedad y contra todo pronóstico la vencieron, este año nos arrebató mucho pero también nos dejó un sin fin de aprendizajes.

2020 es el año que muchos querrán olvidar, pero no podemos omitir que es el año que nos recordó la importancia de lo simple, de valorar lo que estábamos descuidando, al tiempo que nos hizo ver la fragilidad de nuestro mundo.

La pandemia seguirá causando inmenso dolor y sufrimiento, pero nos obligará a reconsiderar quiénes somos y qué valoramos, y con fortuna nos ayudará a redescubrir una mejor versión de nosotros mismos.

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