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Invítame a anular

Por Elly Castillo

Yo de todas formas pienso anular mi voto. El debate sirvió para que los Gollum candidatos a la preciosa silla reforzaran lo que pienso de cada uno de ellos: ninguno tiene las capacidades para sacar a ese buey que se llama México de la barranca.

Mi hemisferio izquierdo decía “es imposible”; mi hemisferio derecho señalaba “hay que darle viada”.

Hice malabares mentales entre la estrepitosa madrina que le pusieron a Monarcas y los arañazos que AMLOVer le lanzaba a Mirrrey Peña, quien demostró que también puede sacar uñas además del telepromter para defenderse. Por gajes del oficio, tenía que ver ambos eventos.

Lo que son las cosas, partido y debate se parecieron en sus desarrollos: aburridos al principio, tediosos en medio, intensos al final, cayeron los goles, cayeron las acusaciones.

Tres veces salió a relucir Michoacán en el debate, dos por cortesía del del copete coqueto: el caso del dipunarco Julio César ¿dónde quedó? Godoy y su correspondiente alusión al ocultamiento del caso por parte del tabajqueño perredista; don Güiri Quadri  diciendo que es necesario explotar turísticamente las costas michoacanas; y Peña Niets otra vez, diciendo que la seguridad debe regresar por estos lares. Beetlejuice se puso a bailar.

Al son de “corre y se va” entramos a las acusaciones por acusaciones, fotos al revesadas para darle el punch cómico-mágico-electoral, y una edecán que se robó los corazones calenturientos de la masa fueron parte de los ingredientes que aderezaron el debate mientras que al minuto 68 Mancilla inauguraba la goliza felina en el Morelox.

Y así como caían los 5 goles en el Coloso del Quinceo que al final hizo una mini erupción con unos vándalos que enojayos aventaron piedras a los camiones de los equipos y a las unidades móviles de las televisoras; en el debate caían las acusaciones, los dimes y diretes, “los oiga pero usted no cumplió”, “sí, pero no se haga que usted tampoco cumplió”, y “que mía no era y tómalas porque la traes”…

No escuché nada de los cuatro chúper fantásticos que pretenden gobernarme, acerca de cómo le van a hacer para que yo viva mejor, según mis necesidades y no las de los spots calderonianos.

No me enteré de cómo van a hacer para que mis vecinos, niños de 14 a 21 años, no piensen en marcharse a Estados Unidos una vez que junten lana; no escuché de cómo la gente de Apatzingán, de Uruapan, ya no va a vivir atemorizada; no escuché de cómo se van a acabar las extorsiones, la corrupción, los cobros de derecho de piso; no escuché nada que me hiciera tener la esperanza de que el próximo sexenio, ahora sí nos va a ir bien, pero muy bien.

México es un enfermo que padece un cáncer llamado descomposición social. Ayer los cuatro doctores que buscan atenderlo no me dieron certeza de su diagnóstico para la cura. No puedo darle mi voto si quiera para elegir al menos peor, porque todos, están igual.

Mientras tanto, el IFE se muestra como revelación en el mundo del showbussines y le peleó a Salinas Pliego el raiting con una conejita edecán, no sacada de la manga pero sí de las portadas de Playboy.

Cosas que ahí están y que a nadie le interesan: dicen los aficionados que la mala leche nacional hacia Salinas Pliego se vio reflejada en el partido de ayer, con un equipo que jugó de forma desconocida, con jugadores que se desconocieron… ¿Karma?

Truchas: algo no anda bien en la Expo Feria Michoacán.

Twitter: @ellycastillo

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