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Hechos y deshechos… El PRI, ¿democrático?

El PRI lucha por reconstruir su dirigencia nacional; modificar su conducta y su principal genética es uno de sus principales retos. En un futuro tienen que erradicar el principal comportamiento patológico que vienen arrastrando como consecuencia de sus malas administraciones

by: Javier Lozano.


El solo hecho de pronunciar la siglas del PRI como partido político y hegemónico que fue durante años, comienza a desencadenar los pronunciamientos y opiniones; todas ellas no muy buenas por la animadversión y el desdén que acumuló durante años. Entonces ¿el impacto ha sido profundo? si, el PRI perdió el dominante de su aplanadora, porque durante años el sistema del poder público: sirvió como un mecanismo demagógico.  La otra ocasión tuve la oportunidad de escribir un artículo en Regeneración, medio en el que también colaboro; lo titule » La debacle del PRI». El impacto fue tan grande, que solo reflejaba la radiografía social del desprecio que sigue sintiendo la mayoría de la sociedad. Fraudes, dedazos, fallas en el sistema, corrupción, clientelismo, nepotismo y una lista enorme de conductas que eran sucesorias para los nuevos cuadros que venían empujando.

Si, el poderío que tenía anteriormente, era producto de la maquinaria que lograron construir en el periodo posrevolucionario y a través del presidencialismo abundante que edifico durante un largo periodo; ahora, no han sido ni la sombra de aquel corporativismo que amalgamaron como sus principales estructuras, al menos en este periodo, después de que saliera a todas luces las irregularidades cometidas en el 2012.

El partido revolucionario institucional comienza el incipiente camino de reconstrucción; está necesitado de encontrar buenos resultados luego de una cosecha de derrotas que lo catapulto a tener una de sus peores y estrepitosas derrotas de su historia. El PRI, quien representaba al sistema dominante y poderoso, sufre la fragilidad, porque no han podido recomponer la afección; esta desahuciado por el desaseo de la esfera y la cofradía que se apodero de sus instituciones.

Paradójicamente están padeciendo una enfermedad que es denominada » Simulación de la democracia», tan solo uno de sus principales y múltiples elementos sintomáticos de su patología.

La dirigencia nacional trata de encontrar los mecanismos y consensos que le permitan obtener acuerdos de los diferentes grupos del PRI al interior del partido. Sin embargo, parece que la línea apunta hacia: Alejandro Moreno Cárdenas. De esto devino la renuncia del Dr. José Narro, quien acusa un sesgo de la cúpula priista; pero el doctor entonces fue testigo del cochinero que hizo su partido durante años, o simplemente fue incompetente como militante y permitió que su partido abrigara la democracia como una forma de vida para sus principales cuadros. Me resulta incongruente, Narro es una persona inteligente y preparada, o quizá sea parte de ese pequeño grupo de priistas que si tienen valores, pero que los han mantenido al margen, porque en este instituto político se ocupan las competencias y el aprendizaje para desarrollar la sagacidad de apoderarse de los espacios a través de arreglos y negociaciones.

El problema del PRI sigue siendo su mismo discurso oficial he inflado desde que asumió el poder en nuestro país; esta insuficiencia fue el principal detonante para generar una ola de opiniones adversar; el malestar de una sociedad enajenada y marginada por el sistema hegemónico, llego a la cima del hartazgo generalizado, al menos esa fue la evaluación cuantitativa que arrojaron los resultados de las elecciones del 2018.

En nuestra actualidad, el PRI lucha por reconstruir su dirigencia nacional; modificar su conducta y su principal genética es uno de sus principales retos. En un futuro tienen que erradicar el principal comportamiento patológico que vienen arrastrando como consecuencia de sus malas administraciones. La necesidad crece: porque MORENA está ganando cada vez más adeptos a lo largo y ancho de la república; hasta ahora el PRI no ha dado muestras de sobrevivencia; solo un esbozo en el mismo discurso trillado. “Vamos a cambiar», «estamos trabajando para construir una verdadera democracia a través de nuestras instituciones», «este es un nuevo PRI», «hemos aprendido de nuestras derrotas».

Esta es la narrativa que fue el esquema de su programa de gobierno durante años.

Rumbo al cambio de dirigencia nacional, se comienza  cerrar la brecha; ya parece que el dedo apunta al gobernador de Campeche: Alejandro Moreno “Alito a pesar de que el proceso será abierto y cuasi democrático.

El PRI ya no tiene remedio, está infectado de una enfermedad crónica que no ha tenido cura porque los múltiples síntomas que han padecido: siguen agravando su situación.

Nos vemos pronto.

 

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