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Hechos y desechos…PRI, un partido que se resiste a expirar ante la impopularidad que vive.

Entre el canto de las sirenas, y un fuego cruzado que protagonizaron los candidatos a dirigir el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, se enfocaron las expresiones en un escenario donde prevaleció el júbilo y la descripción de una militancia necesitada de triunfos

By: Javier Lozano.

 “El PRI se va fortalecer con la renovación de dirigencia Nacional”

“El PRI más fuerte que nunca”

No, ese discurso es una exageración; el PRI está en la antesala de desquebrajarse por el precedente que marco ese presidencialismo lleno de privilegios, fraudes  y corrupción. Esas mentes brillantes, innovadoras y vanguardistas escenificaron el legado que muestra evidentemente el lado más sorprendente de un terreno antidemocrático. La expresión y el discurso, nos acerca cada vez  y con más intensidad a una regresión de la desigualdad, la injusticia social y el incremento a la pobreza del país.

El viernes que estuvieron en Morelia, mostraron todo ese cumulo de aprendizajes, conocimientos y habilidades de hacer política al más puro estilo de esa praxis, lo que examino ese rostro desvirtuado por esa sacudida que recibieron en el 2018. Pero ¿han aprendido algo de eso? No, parece que no.

Entre el canto de las sirenas, y un fuego cruzado que protagonizaron los candidatos a dirigir el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, se enfocaron las expresiones en un escenario donde prevaleció el júbilo y la descripción de una militancia necesitada de triunfos; ese vacío lleno de complejidades, trampas, corrupción, mentiras y descalificaciones, son es el ensayo de un PRI con una figura simplista, si alma y con aquellas narrativas llenas de ilusiones y promesas, pero como irrealidad que generan “el buen humor entre la sociedad”. Si, el PRI se disuelve entre esa connotación de rizas, burlas, pero también de una promisoria de prosperidad, cambio, modernización y democracia.

Es cierto, causa estupor, porque por más de 90 años han entonado un articulado discurso que muestra el lado más falaz de un partido lleno de irregularidades que subyace el alma, la génesis pero también la personalidad y esa afección mortífera que contagio a las instituciones con la corrupción.

El PRI puede hacer una depuración, y correr a todos esos traidores que ellos llaman disidentes por la duplicidad y rol que han desempeñado en la función pública, pero de igual forma, en la vida pública y sociocultural de nuestro país, siguen dándole presencia a ese bagaje y cumulo de aprendizajes. Nacimos conociendo el lado más irracional de un partido de gobierno que arremetía con una represión feroz y agresiva al país; crecimos ratificando el impulso de sus políticas públicas y los episodios más trágicos de nuestra historia.

La época dorada se terminó. Los años maravillosos que ensalzaban aquellas figuras que orgullecidas de su partido por haber “cimentado las bases de la democracia”, son meramente utópicas y quiméricas.

El PRI en las elecciones adornara las boletas. Sera un invitado que provocara el desdén histórico que sienten millones de mexicanos que emanciparon sus conciencias, y que en gran medida recuerdan esa inflexibilidad que expone un anacronismo.

Lo anterior, no solo fue concebido por el expresidente EPN; la sociedad comenzaba a romper el paradigma político, y la relación con la simpatía del sistema tradicional. El hartazgo generalizado por la nula capacidad de gobernar, y los excesivos dispendios a través del erario público, hicieron que la sociedad buscara otras alternativas de gobierno.

En la actualidad el PRI vive una profunda pérdida de identidad política; los cuadros políticos y los grupos internos dentro del partido, siguen manipulando la toma de decisiones.

El PRI Arrastran un abanico extenso de acontecimientos que han manchado su vida política e institucional.

La sociedad resistió el embate del aparato gubernamental, y sucumbió ante el omnipotente sistema que significo durante los años 90. Para muchos el PRI es monstruo que solo sufrió un tropiezo; los viejos políticos evalúan esta situación como una crisis pequeña, y están convencidos que tarde o temprano resurgirán los nuevos liderazgos que recuperen el poder es una ensoñación que oxigena la impopularidad abrumadora.

El PRI sobrevira, pero como una pequeña y frágil estructura que se resiste al partido de Estado.

El PRI sufre una inmunodeficiencia no solo revolucionaria, sino institucional y democrática que fue arrollada por una avalancha demoledora en las pasadas elecciones del 2018, y que dejo un recrudecimiento de esa herencia corrupta.

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