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Fashion is religion

Por  Tony Bradshaw

El otro día estaba pensando que la moda y la religión no son tan diferentes, si lo analizas, ambas tienen mandamientos, un figura principal y una biblia, entre otras, sin embargo creo que sí hay una distinción muy especial que me hace preferir a la moda por sobre la religión casi siempre, lo sé, lo sé, llámenme puto, blasfemo, superficial, pero es la verdad.

Antes de seguir hay que comprender dos cosas, la primera es que esta analogía no está hecha en referencia hacia ninguna divinidad sino más bien a la composición moderna de una religión, y segundo que la moda no es como la mayoría lo piensa “ropitas, lujos, ostentosidad y excentricidades”, no, sino más bien una forma de vida relacionada con el estilo y la estética.

Entonces, ¿por qué la moda sobre la religión?, una palabra: honestidad.  La moda te ofrece una experiencia incomparable sin miedo a decirte la verdad, la verdad de que es exclusiva y puedes gozar de lo que quieras siempre y cuando tengas dinero, que en la mayoría de los casos es simplemente superficial y no te la debes tomar muy en serio, que le gustan las jovencitas virginales de 15 años o menos y que sin importar si la sigues o no, no correrás peligro de chamuscarte en el infierno; por el contrario, en otras religiones se prefiere a toda costa matar, violar, mentir, abusar y mucho más, antes de decir la verdad.

La buena noticia es que no necesariamente se tiene que elegir entre una y la otra porque puedes tener fe en Dios e ir a la Iglesia con esos fabulosísimos Louboutins, un bolso de Chanel y el vestido precioso de encaje de la última colección de Dolce&Gabbana.

Ahora comprendo por qué el otro día me tacharon de hereje cuando preferí  ver los Oscars que ir a la misa… Aunque si lo equiparamos, es prácticamente lo mismo.

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