MÉXICOMICHOACÁN

Especialistas De La UNAM: Cañones Antigranizo Son Un Mito

Los aparatos prometen acabar con los granizos pero parece que no sucederá pronto

STAFF/@michangoonga

Recauda Hartas Firmas Petición Para Prohibir Cañones Antigranizo En Uruapan

Luego de que en los recientes días se hiciera tendencia en Michoacán tema del huso de cañones para dispersar las lluvias, a través de un artículo publicado en el sitio oficial de la Universidad Autónoma de México UNAM, se compartió información en la que se resalta que es considerado un sueño de los humanos aún lejos de la realidad.

Los agricultores tiene como objetivo principal cuidar la siembra de fenómenos naturales, como una de las principales preocupaciones, ya que no siempre se han podido predecir, la gente ha buscado diversas alternativas para proteger sus cosechas, aunque claramente no siempre son las formas más adecuadas y eficientes las que deciden implementar.

Los cañones antigranizo creados con el fin de que el granizo se convierta en una simple lluvia, son de los más utilizados por los agricultores ya que no quieren que las cosechas sean dañadas.

Sin embargo la utilidad de éstos se ha cuestionado ya que no está científicamente comprobado que en realidad logren su objetivo. Pensar que realmente sirven para prevenir dichos acontecimientos es un mito, un acto de fe, según Fernando García García, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

A finales del siglo XIX, en Austria, un científico italiano de apellido Combicci emitió la primera hipótesis de que las partículas de humo proyectadas por los Generadores de Ondas Ionizantes podrían servir de núcleo de condensación de nube para formar gotitas.

Foto tomada de UNAM

Hay quienes se oponen a que se sigan usando, tal es el caso de los académicos de la Universidad de Guadalajara y de San Luis Potosí; en Chihuahua, ya se convencieron de que no son viables. Los europeos fueron los primeros en implementar los cañones, y su experiencia arrojó como resultado el uso generalizado de una tecnología no probada científicamente.

Su comercialización se volvió toda una industria, incluso, se organizaron congresos y conferencias con fabricantes, ahí se trató de mejorar las técnicas implementadas y se discutía si era mejor usar pólvora, glicerina o acetileno

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