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Envidia de la buena: Una justificación que tranquiliza // By @Siibariita

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Por Liz Gómez

Este sentimiento es generado por el deseo de tener los atributos, cualidades, objetos o beneficios de otra persona, asimismo, no se debe confundir con los celos, pues en la envidia solo se involucran dos individuos: quien envidia y la persona a la que se envidia; en los celos puede haber una multitud de personas. La envidia tiene una necesidad que requiere destruir y robar simbólicamente los atributos de la otra persona para después poseerlos sin dar crédito al otro con el objetivo de ser la única persona con cualidades, logros y talentos extraordinarios.

Una persona que envidia tiende a ser insegura y egoísta pues tiene una incapacidad para poder disfrutar de instantes agradables con las personas que le rodean. Una persona que experimenta esta sensación le será imposible ser empático y compasivo, a causa de que sus actos están plagados de injusticia y resentimiento.

La envidia tiene varios componentes que en conjunto detonan en este sentimiento, tales componentes son: el pesimismo, desesperación, exceso de frustración, rencor, hostilidad y displacer. Quien experimente los anteriores, sin lugar a duda la envidia formará un rasgo de su personalidad. Probablemente han escuchado la frase ENVIDIA DE LA BUENA, si bien, ya he explicado los componentes que caracterizan a la envidia, no me explico ¿cómo se puede tener ENVIDIA DE LA BUENA? Será que le pides permiso a la persona que envidias para tenerle rencor, hostilidad, pesimismo y entonces así poder decir que eres bondadoso al ser envidioso ¡Qué barbaridad! “La envidia de la buena” NO EXISTE, esta es una forma de querer enmascarar y justificar tal sensación, que al final del día repercute en pensamientos caóticos y de bastante desagrado.

Una consecuencia mayor a causa de este sentimiento es la depresión dado que la envidia se relaciona con una baja autoestima, exceso de miedos y dificultad para alcanzar logros.

Estas personas están tan preocupadas por compararse constantemente con los demás que la envidia surge desde las carencias que encuentran al tener sus expectativas fuera de lugar. Estas comparaciones con los otros, varían desde cuestiones económicas, sociales, en el trabajo o las propias capacidades.

Es importante realizar una diferencia entre emoción y sensación, la primera son reacciones inconscientes que llevan a manifestaciones físicas en la persona, además que se presentan de forma momentánea, es decir, la duración máxima es de una hora. A diferencia de las sensaciones, estas son conscientes, las personas saben perfectamente lo que sienten e incluso pueden manejarla desde sus propias intenciones, las personas son conscientes de las imágenes, percepciones, sonidos y situaciones que la desencadenan.

Por lo anterior, no se debe olvidar que la envidia es una manifestación de aburrimiento en las personas que la ejercen, pues su constante atención sobre lo que hacen y dejan de hacer los otros habla claramente de la falta de actividades y metas personales, así pues, dentro de los desórdenes de la consciencia, la envidia muchas veces es la menos confesable y de las más delicadas.

Una emoción negativa disminuye la sensación de bienestar y desequilibrio en las relaciones interpersonales, así que lejos de poder sentir ENVIDIA DE LA BUENA, las personas podrían empezar a sentir admiración por los demás, y al tener la capacidad de poder admirar y reconocer al otro, podrán observar los caminos adecuados para llegar al cumplimiento de las metas, no desde el camino de destruir al otro incluso desde el pensamiento, sino siguiendo algunos caminos que las personas que admiramos nos han dejado como legado, donde la humildad será la mejor lámpara para recorrer los momentos de oscuridad y de mayor aprendizaje. Uno es capaz de ver en el otro lo que uno mismo posee o se cree capaz de obtener, sería interesante empezar a identificar ¿Qué observamos en los demás?, creo firmemente que se obtendría una maravillosa retroalimentación para la consciencia.
Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la consciencia.

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