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El tren de la desdicha // By Camila Cienfuegos

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Por Camila Cienfuegos (La Fogonera)

El asunto del problema del tren no es nuevo, como tampoco es nuevo que el gobernador Silvano y el alcalde Alfonso Martínez sean los únicos políticos que hayan prometido “gestionar” la salida del ferrocarril de la zona urbana de Morelia.

El tema resurgió y se recrudeció cuando un pequeño de al menos seis años de edad sufrió la mutilación de sus dos extremidades inferiores el pasado domingo (en otra versión se menciona una pierna y un brazo), y es que este tipo de accidentes en que se ve involucrada la integridad de pequeños niños, causa inevitablemente la indignación de todos pero… (Y aquí viene el pero) ¿Es posible sacar el tren de la ciudad así nomás?

Me parece que a veces a los políticos se les olvida lo complejo que es retirar de la mancha urbana varios kilómetros de ferrocarril.

Se les olvida que la gran mayoría de las mercaderías que se importan y exportan vía Océano Pacífico, circulan por ese molesto tren.

Se les olvida que existe la posibilidad de que en un futuro no lejano, vuelva a resurgir el tren de pasajeros y su paso por la ciudad sea algo necesario.

Se les olvida que aunque el tren se retire de la ciudad, las vías podrían ser empleadas como una línea de tren ligero urbano que alivie en buena medida la precaria situación del transporte tercermundista que actualmente sí atenta, en mayor cantidad, contra nuestras vidas.

Se les olvida que el tren surte de materia prima y químicos a las industrias que están asentadas dentro de la mancha urbana (y que en su tiempo estaban en la periferia).

Se les olvidan muchas cosas pero, a ojos del futuro elector y de la futura elección, se oye chido gritar “¡Fuera el  tren de la ciudad!” y luego esperar que la amnesia colectiva se encargue de lo demás.

…y yo también quisiera que el tren saliera, pero a mí no se me olvida lo complejo, difícil y millonario que implica su retiro. Y consciente de ello, puedo asegurar sin temor a equivocarme, que el tren continuará incluso después de la gestión municipal de Alfonso Martínez. Después de todo, el problema del tren es más complejo y difícil que su tiempo en la alcaldía.

El caso del niño mutilado de sus extremidades no es el único suceso. Muchas otras personas han sido cercenadas de sus extremidades (y conozco personalmente a uno) y muchas otras más han sucumbido bajo el pesado convoy, y mientras no tengamos una cultura de convivencia con estas locomotoras y no haya alternativas del gobierno para mitigar el pesar de su lento andar, los accidentes continuarán.

PROPUESTAS HAY MUCHAS

Una de las propuestas era cambiar el patio de maniobras hacia Santiago Undameo; otra era reglamentar y limitar la cantidad de vagones (que actualmente llegan a superar el kilómetro de largo); una más consistía en especificar horarios de tránsito para maniobras (nocturno), incluso la empresa ferroviaria, Kansas City Southern se mostró cooperativa con varios millones de pesos para la construcción de un puente en el cruce con la Avenida Periodismo, cosa que fue tajantemente rechazada por la misma autoridad municipal y que incluso se vanaglorió de ello, como si se tratara de un triunfo de los nacionalistas ante los invasores extranjeros.

Tal parece que si bien hay propuestas, lo que no hay es voluntad política.

A los ojos de una gran parte de automovilistas y peatones que les ha tocado la desgracia de ser bloqueados por el lento paso del tren (incluida su servidora), la amenazante y populista propuesta de los políticos para sacarlo de Morelia se oye bien pero, yo les preguntaría ¿funcionaría igualmente bien?

¡¡¡Excelente jueves para todoooooooooooos!!!

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