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El inconveniente de la conveniencia

Por Ann

El otro día vi una escena que me sorprendió: vi a una chica que conozco muy agarrada del brazo de un chavo de quien se quejaba horrores. Jamás creí verlos juntos porque al expresarse de él usó adjetivos como plasta, bazofia, pegoste, horrible, nefasto, aburrido, idiota, etc.

Después me enteré que el chico en cuestión tiene un puesto de cierta importancia en la misma compañía en la que mi conocida labora. Y no sólo esto, sino que él es muy allegado a la jefa de la susodicha… En pocas palabras, al ser novia de este cuate esta morra es prácticamente intocable. Caramba, me pongo a pensar: ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar para estar en el “candil” ya sea en el trabajo o en cualquier otro ámbito que nos haga cobrar notoriedad?

Si bien es cierto que hay que mantener una relación cordial con  las personas a nuestro alrededor en cualquier ámbito, es también importante mantenernos fieles a nuestros principios y no transgredir a los demás ni a uno mismo, es decir,  ser congruentes. Tal vez no siempre será blanco o negro, podemos rayar en un gris claro  siempre y cuando no se torne en color musgo.

¿Cuántas veces hemos escuchado de actores/actrices que “las sueltan” por un protagónico? ¿O de aquellos que se pierden con el/la jefe/a para obtener un ascenso? ¿O empiezan a andar con alguien en pro de una promoción laboral? Al cabo no se sabe si el cometido se obtendrá o no, porque el “benefactor” se puede retractar… Es arriesgado y  no se sabe cuál será el resultado final.

Las cosas de cielo no caen, hay que chingarle. En fin, la verdad siempre sale a relucir, así que lo mejor es tratar de ganar por los propios méritos sin andar pidiendo “favorcitos” porque luego puede que resulten más caros. Hay que tener confianza y trabajar en lo que buscamos, puede que ya lo tengamos cerca, pero hay que abrir bien los ojos olvidándonos de prejuicios tontos. Esos, queridos changoonguer@s, no hacen más que anclar vidas y destruir sueños, la vida no es para estancarse, es para vivirse.

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