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Despojo de Censuras…La Frustración En Niños Y Como Manejarla

By: Psic. Liz Gómez

La frustración surge cuando no se logra lo que queremos a causa de que no se cumplió con la expectativa que los demás esperaban, o porque se esforzaron mucho para lograr algo y no se alcanzó la meta, e incluso porque simplemente no salió como lo imaginaban que sería, en el peor de los escenarios porque un capricho no se cumplio.

La frustración en los niños surge a causa de que muchas veces son egocéntricos, sienten que todo a su alrededor debe estar entorno a sus necesidades, son demandantes y exigentes, suelen ser poco flexibles cuando se trata de negociar algo y por supuesto el adaptarse a los cambios les cuesta mucho trabajo. Estos niños pocas veces pueden o saben manejar sus emociones a causa de que los padres suelen cumplirles sus gustos sin permitirles esforzarse, por consecuencia no favorecen el desarrollo de la perseverancia, en muchos casos los padres tampoco saben manejar sus propias emociones, por tal motivo se les dificulta apoyar a sus hijos en las propias, lo que desencadena en problemas de conducta infantil.

Esta sintomatología se acumula a razón de que no se maneja de manera apropiada la frustración ni sus síntomas, por consecuencia se detonan en otros sentimientos y actos negativos como lo es la hostilidad, autoagresión, resentimiento, ira, apatía, entre otros.

Hay que diferenciar que los niños suelen tener molestias típicas de su edad a causa de que están descubriendo sus sentimientos y emociones al igual que las razones que las causan. Tratar de complacer a todos los niños a su cargo o a los hijos al mismo tiempo, cuando talvez no todos han tenido logros en ese lapso, no se han esforzado, o no se marca la distinción de porque en ese momento se esta otorgando algo en particular a cierto niño, favorecerá a que los niños generen competencia por sentir que no son valorados o asumir que el otro niño es mejor.

La envidia aparece cuando la frustración no se maneja, si se trabaja de manera apropiada en el niño se le educará para que eso que otra persona tiene o simplemente algo que él desea, él pueda lograrlo a través de sus esfuerzos, dedicación y compromiso en sus tareas y obligaciones de  acuerdo a su edad, pero sino se educa en ello, el niño transformará la envidia en voracidad, la cual consistirá en tratar de destruir a los demás niños que sí han tenido algún beneficio a través de agresiones, berrinches, insultos o actos inapropiados, e incluso manifestarse de manera fisiológica en malestares corporales comunes y en constante frecuencia.

Algunas acciones que se pueden realizar es evitar totalmente la sobreprotección, realmente esta es catalogada como agresión por parte de los padres por inutilizar a sus hijos en sus habilidades y capacidades, es de suma importancia en mutuo acuerdo entre padres para poner normas y límites los cuales sean respetados por ambas partes, padres e hijos. Usa el NO como respuesta a situaciones cotidianas que se saben no serán negociadas, no des respuestas que no cumplirás como “te lo compro mañana” “en la tienda de la casa vamos a comprarlo”.  Si pusiste límites y normas claras podrán ahí mismo hablar con sus hijos de negociar rabietas que antes se presentaron, es decir, dejar claro cuando sí se cumplen ciertos deseos y cuando no, y si el niño no respeta el acuerdo también clarificar la consecuencia o castigo que habrá (recordemos que debe ser de acuerdo a su edad). Ayuda al niño a diferenciar con claridad cuando es un deseo o cuando es una necesidad básica, eso favorecerá a la comprensión de que los berrinches no serán tolerados. Si el niño se frustra ayúdalo a que comprenda lo que esta sintiendo y el porqué, recuerda que si es un niño que su sintomatología es intensa es porque no tiene claridad en lo que esta sintiendo. Finalmente es necesario adecuar rutinas o tareas claras a los niños para favorecer sus obligaciones y sus beneficios, esto será de mucha ayuda para que se instaure y favorezca el concepto del tiempo, pues los niños no lo tienen claro, a causa de que todo tiene que ser en el momento que ellos desean y en la manera como lo piden, no conceptualizan la idea de negociar y mucho menos de tiempo adecuados para cada cosa.

Desobedecer los límites, negociar las rabietas, que los niños no tengan claridad en sus emociones, no es error del niño, sino de las personas adultas que están a cargo de su cuidado y desarrollo. La realidad es que lejos de asumir que dan tranquilidad, bienestar y seguridad a los niños cumpliendo sus deseos en todo momento, generará dependencia, egocentrismo, resignación y agresión manifestada en situaciones de frustración.

Amar al otro es enseñarle a descubrir sus propios límites, es dejar que experimente cada una de las emociones sin generarle miedo o culpa por vivenciarlas, es generar adecuadas intenciones en cada acción que deseen hacer, es poner atención a sus necesidades y no crear tensión por tratar de expresarse.

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Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.

Liz Gómez, psicóloga, psicoanalista

fiel creyente de que en la oscuridad es

donde encontrarás más luz y conciencia.

psic.lizgomez@yahoo.com.mx

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