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El desastre de Arantepacua // By Camila Cienfuegos

 

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Por Camila Cienfuegos

Resulta irónico que mientras el gobernador Silvano Aureoles departía en exclusiva con “líderes de opinión” en Casa de Gobierno, a quien les decía que el legado que dejaría para los michoacanos sería reducir los índices de inseguridad al mínimo, en la comunidad de #Arantepacua se llevaba a cabo feroz reyerta armada que terminó con la vida de dos civiles según las últimas cuentas. El saldo preliminar también arrojó siete policías heridos, algunos de ellos en situación grave. El motivo: un añejo conflicto agrario.

Por mala suerte o lo que sea, mientras el gobernante pretendía quedar bien con un selecto grupo de periodistas organizados, auspiciado por una aspirante a seguir los pasos de la senadora Iris Vianey Mendoza, el mundo se le venía encima en cuestión de horas, y eso le pasó a Silvano, que mientras labraba la tierra para el 2018, la milpa se le quemaba en otra parcela.

Finalmente la negociación falló, por uno u otro lado, por quien haya comenzado los disparos; por la falta de profesionalismo policial y los funcionarios que no supervisaron; ya sea por la característica aguerrida e insensata costumbre de los grupos indígenas, auspiciados por grupos ajenos como normalistas y centistas, el chiste es que en Arantepacua ya hay luto en algunos hogares, lo que hace suponer que hay responsables, y los responsables se pueden encontrar en uno u otro bando, pero corresponderá al Estado delimitar las responsabilidades, desde la presunta provocación de los indígenas hasta la incompetencia de los mandos policiales que recuerdan con estos hechos la famosa frase castrense: “orden dada y no supervisada, es una orden que vale pura chin…”.

En teoría, quedarían en la mira de la responsabilidad personajes estrechamente vinculados al tema, desde el secretario de Gobierno, Armando López Solis, el procurador, Martín Godoy Castro, hasta el buen amigo de los periodistas, Juan Bernardo Corona, secretario de Seguridad Pública en la entidad o hasta el subsecretario de Gobernación, Armando Hurtado Arévalo. Pero solo quedarían en la mira porque la impunidad por incompetencia no es algo que caracterice a este gobierno sancionar.

Siempre he reconocido que el tema indígena no es fácil, de ahí que esa responsabilidad no se le puede encomendar a cualquiera pero, al final eso parece que sucedió. La versión oficial habla de al menos ocho reuniones previas con los grupos involucrados, lo que también hace suponer que si son ocho las reuniones, es demasiado, no importa si fueran 50 porque si no se llega a ningún acuerdo, tarde o temprano les iba a tronar el polvorín.

Luego entonces, San Salvador Atenco es a Peña Nieto lo que Arantepacua es para…?

 

¡Excelente jueves para todos!

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