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De San Charbel, San Antonio y otros milagritos/ by @AnnHiellow

Por Ann

Hace un par de años, una amiguita estuvo haciendo figuritas de migajón. Eran figuritas principalmente de santos y cada una estaba súper detallada: San Antonio de Padua (para pedir amores) venía de cabeza y con un corazoncito; San Charbel, con su característica túnica negra; San Judas Tadeo, con la llamita que le brota de en medio de la cabeza y así, un largo etcétera.

En fin, me llamó la atención el amplio catálogo de figuritas religiosas que manejaba y le pregunté el por qué de la idea y me dijo: “es que está de moda cargar con tu santito y se vende re bien”.

Pensé en la gran cantidad de personas que he visto con una pulsera de la que cuelgan medallitas de San Benito, crucifijos de todos tamaños y estilos (desde los más clásicos y detallados, hasta los más minimalistas hechos de materiales inusuales), imágenes del tan socorrido San Antonio o San Charbel, en fin.

Además es increíble la cantidad de Santos que hay y para la petición o causa que se requiera: San Antonio de Padua, para agarrar novix; Santo Niño de Atocha, para problemas de salud; San Donato y San Pascual Bailón, para los objetos perdidos, de hecho, San Pascual viene acompañado del siguiente verso para hallar el artículo extraviado: “San Pascual Bailón, si  encuentro (nombre del objeto), te bailo un son”.

Creo que no conozco a pocos que no le hayan rezado a un Santo; hay quienes de plano se van al caso extremo de que si no salen las cosas como espera, le echa la culpa al recibidor de las súplicas en turno. Luego hasta se desquitan con ellos y los destruyen porque los planes no resultaron como se esperaba… Y luego andan chillando de arrepentimiento por hacer cachitos al pobre santito.

Cada quien sus creencias y su fe, respeto ante todo, claro, pero como esto de los santitos, a mi me huele a moda. Una moda que estuvo de moda hace muchas modas, incluso antes de que las modas estuvieran de moda.

Así como han vuelto las modas setenteras, ochenteras, nos fuimos máaaas atrás y llegaron las modas religiosas.

Me acordé de esa marca Distroyer que , ah cómo ha lucrado con la imagen de la Guadalupana con colores chillantes y muchos dibujitos alrededor, que también sacó su línea de San Antonio, todas con frases de niñas que hablan como si trajeran un par de guayabas en la boca.

En fin, de la moda, lo que te acomoda. Nomás me da curiosidad si alguna vez se pondrán en boga los instrumentos inquisitoriales o alguna cosa bizarra… Porque ya hemos visto muchas y cuando pensamos que perdimos nuestra capacidad de asombro, llega algo que lo supera.

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Nací en el DF en pleno verano. Soy maestra, freelance, instructora, redactora, columnista y todóloga. Disfruto de leer, pintar, escribir, chacotear en conciertos y he de confesar que una de las cosas que más disfruto en la vida es comer garnachas en mi casa viendo películas con mi familia y mi perro Isabel. El objetivo de este espacito es regalarles un chisporroteo de reflexión, despertar ese gusarapo de la curiosidad que dormita en lo más profundo de sus macetotas, además brindarles un ratito agradable y de descoque reflexivo.

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