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De las emociones a los actos // By @Siibariita

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Por Liz Gómez

El ser humano está plagado de sensaciones, sentimientos y emociones, todas ellas regulan por mucho el comportamiento de los individuos e indican aprobación, disgusto o rechazo ante situaciones o personas. Se esperaría que los individuos identificaran con claridad las emociones que los envisten ante las diversas circunstancias que se presentan día a día, sin embargo, se vive en una sociedad donde la principal característica que tiene para educar psíquicamente es la represión, el uso de la misma es un reflejo del miedo que se tiene de no saber controlar lo desconocido, o en un plano aún más inconsciente, manifiesta la dificultad para sobrellevar algo que no puede soportar quien reprime porque toca con situaciones propias.

Socialmente se aplaude la tristeza femenina y se rechaza la masculino, se aplaude el enojo masculino y se rechaza el femenino, de ahí que cuando estás enojado lloras y cuando estas triste te enojas ¡que confusión!, así mismo, se alaga la alegría pero el éxito ajeno en algunos casos lastima y frustra, es decir, hay una falta importante de congruencia y de reconocimiento propio en todos los aspectos, algunas veces sucede porque realmente no se conocen las propias capacidades y habilidades, otras veces da vergüenza hacerlo por miedo al rechazo, y esto lleva a la premisa inicial: educación en base a la represión. Si se profundiza en la represión se encontrará que existe una falta de espejeo por un otro desde la infancia y continuando con las emociones, esto quiere decir por ejemplo, que cuando un niño manifiesta tristeza en el peor de los escenarios, los padres le dicen que no pasa nada, ignoran lo que le sucede, se justifican así mismos diciendo que es un niño y ya se le pasará, que por ser niño aún no entiende, entre otras respuestas, esto en ningún contexto ayuda al reconocimiento de la emoción, y cuando crecen los padres se quejan de que no dice lo que siente, ¡vaya lógica!; en cambio, si los padres o el adulto a cargo pusiera en práctica la empatía, se detendría a explicarle al niño que lo que está manifestando es tristeza y que es normal que se sienta así cuando algo que sucede le está lastimando, cuando un logro no es cumplido, cuando hay una perdida, o cualquier situación que la provoque, dando como ejemplos situaciones propias del adulto para que el niño comprenda que es válido sentirse de ese modo y que las reacciones corporales que manifiesta son normales. Estás ultimas situaciones hablan de un espejeo donde el niño ve reflejado lo que siente y lo que le sucede, además puede percibirlo de una forma correcta, reflejándolo en la adultez siendo congruente en sus actos, sentimientos, decisiones, en sí en su vida diaria.

Luego entonces, en la actualidad se vislumbra una falta de espejeo adecuado en todas las edades, se pide congruencia política, en el trabajo, en la pareja, en los amigos y la familia, todos ellos son espejeos de lo que eres, de lo que hay. Por principio para que se dé, es necesario tomarse el tiempo para identificar si lo que se siente es lógico con lo que se hace. Las personas que tienen conocimiento de sí mismos en cuanto a las emociones presentan una mayor seguridad, suelen dirigir mejor sus vidas y el cumplimiento de objetivos, la capacidad de controlar las emociones hace que el sujeto adecue estas al momento, ya que podrá tranquilizarse así mismo, manejar la ansiedad, la tristeza, la irritabilidad desmedida y por consiguiente se recuperan con mayor facilidad de las dificultades de la vida, ser empáticos ante las emociones ajenas proyecta ser un individuo confiable, honesto y con alto grado de madurez, ya que tiende a crear adecuados espejeos, finalmente el reconocimiento de las emociones propias generará sin lugar a dudas relaciones interpersonales sanas, estables y adecuadas, proyectará a su vez liderazgo y la eficacia interpersonal.

Por lo tanto, es importante identificar cuánto y por qué reprimes, qué tan congruentes son tus emociones, qué tal están tus espejeos actuales, qué tanto te conoces como para saber que lo que pides es realmente lo que necesitas.

Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.


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