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Ciudadanos Emergentes… México Y El Coronavirus Covid-19

Ahora con el coronavirus, el presidente 4t confía en que México saldrá de la crisis sanitaria, no gracias a las medidas preventivas del gobierno, porque no las hubo, salvo pocas y tardías, sino a la fe de las personas.   

By: Arturo Ismael Ibarra

 

México ha resistido tantos huracanes, temblores, crisis, corrupción, malos gobiernos y hasta transformaciones que no han transformado nada. 

 

Los mexicanos tenemos algo más. Dos soluciones, la técnica y la milagrosa. La técnica es nuestra señora de Guadalupe, que protege y ampara a todos los mexicanos, sean creyentes o no. Así de grande es su generosidad. Y la milagrosa en que lleguemos a elegir representantes políticos que unifiquen a la sociedad, fortalezcan a la nación y la hagan prosperar sin supeditarla políticamente a Washington. José Herrera Peña.

Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de no darse besos ni abrazos, así como mantener una distancia prudente para evitar la propagación del coronavirus Covid-19, parece que sigue teniendo sin cuidado al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

Pese a que México ya roza los 60 casos de la enfermedad que inició en China a finales de diciembre de 2019, este fin de semana, el mandatario realizó una gira en el estado de Guerrero, en donde se dejó abrazar por la gente y repartió besos, principalmente a niños.

El sábado, al salir del hotel en donde se hospedó en Ometepec, atendió las peticiones de la gente que lo esperaba afuera del recinto.

En un video publicado en redes sociales, se observa cómo el presidente recibe y da besos, además de tomarle la mano a la gente que se acercaba a saludarlo en medio de un tumulto.

Según la prensa internacional, como el The New York Times, en México, donde se han reportado al menos 53 casos confirmados, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha tomado una estrategia mucho más mesurada. Sus críticos la han considerado displicente.

López Obrador y su gobierno se han opuesto a las demandas de restringir los viajes y suspender las reuniones masivas, entre otras medidas, bajo el argumento de que el gobierno no quiere actuar de manera precipitada ni prematura.

El jueves 12 de marzo, el subsecretario de prevención y promoción de la salud, Hugo López-Gatell Ramírez, mencionó que no hay ninguna evidencia científica que pruebe que la restricción a los viajes “pueda tener un papel relevante” para la protección de la salud pública.

López-Gatell también señaló que México se estaba preparando para una temporada turística clave que coincide con las vacaciones de Semana Santa y de primavera, cuando miles de visitantes de Norteamérica suelen ir a los complejos turísticos de México.

“No se pretende ni se piensa hacer restringir los viajes internacionales hacia México”, comentó López-Gatell.

López Obrador —quien había tenido que lidiar con una economía estancada, un aumento dramático de la violencia y un índice de aprobación en picada incluso antes del brote parece haber establecido la pauta para la respuesta de la nación. El presidente ha insistido en que se está haciendo cargo del problema y ha sugerido que las políticas están poniendo a raya cualquier crítica hacia la estrategia de su gobierno.

López Obrador incluso ignoró la recomendación de López-Gatell de que los mexicanos se abstengan de manera temporal de saludarse con los tradicionales besos y abrazos.

“Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar”, mencionó este mes López Obrador en su conferencia de prensa diaria. “Hay que abrazarse. No pasa nada”.

Sin embargo, para el viernes 13 de marzo en la noche, la cifra de casos confirmados se había disparado. El gobierno federal se vio obligado a tomar acciones más contundentes y los funcionarios de salud instaron a la suspensión de “servicios no esenciales”, incluidos seminarios, clases, foros y otros eventos a pequeña escala que tienen poco impacto económico.

No obstante se han dado en el país compras por pánico, ¿cuál es la psicología de las compras por pánico?

Hay una clara diferencia entre la preparación para desastres y las compras por pánico, dice Taylor.

En el caso de un huracán o inundación, la mayoría de personas tienen una idea clara de los artículos que necesitarían en caso de apagón o corte de agua. Pero dado que ahora no está claro qué efectos tendrá el covid-19, hay mucha incertidumbre y esto impulsa los gastos.

Las compras por pánico, dice Taylor, están alimentadas por la ansiedad y la disposición a hacer todo lo posible para calmar los temores, como hacer cola durante horas o comprar mucho más de lo que uno necesita.

 Las compras nerviosas ayudan a las personas a sentirse en control de la situación, dicen los expertos.

«La gente siente la necesidad de hacer algo que sea proporcional a lo que perciben que es el nivel de la crisis», dice Taylor.

«Sabemos que lavarse las manos y practicar la higiene de la tos es todo lo que se necesita hacer en este momento», agrega.

«Pero para muchos, el lavado de manos parece ser demasiado ordinario. Este es un evento dramático, por lo tanto, se requiere una respuesta dramática, por lo que las personas tiran su dinero con la esperanza de protegerse», añade.

Savage también apunta a otro principio en juego: la aversión a perderse de algo. «Si luego nos damos cuenta de que necesitábamos el papel higiénico y no lo compramos cuando tuvimos la oportunidad, realmente nos sentiremos mal», dice.

Fotos vía: Miguel Ángel
Fotos vía: Miguel Ángel

Finalmente, la mentalidad de rebaño también explica este comportamiento. Los expertos dicen que el simple hecho de que esté ocurriendo una compra por pánico puede hacer que las personas se sumen.

Taylor apunta que las compras por pánico están apareciendo excesivamente en las redes sociales y los medios de comunicación. «Eso amplifica la sensación de escasez y a su vez, empeora la compra de pánico», dice.

¿Es una reacción natural? Sin embargo, algunos investigadores piensan que la etiqueta de «pánico» puede ser un poco engañosa, y que el verdadero «pánico» es raro, reservado para situaciones en las que la muerte es inminente.

«El pánico es un estado subjetivo, emocional, y lo que podemos observar en realidad es el comportamiento», dice Oppenheim.

El ingrediente crítico es la información, dice Oppenheim. «Si podemos abordar los temores públicos y la incertidumbre, potencialmente podemos reducir el pánico y las compras de última hora».

Una opción mejor a las compras por pánico sería estar preparado durante todo el año para posibles emergencias.

Pero ten en cuenta las necesidades de los demás: compra lo que tú y tu familia necesitan y evita la necesidad de acumular.

Cuando las compras individuales por pánico ocurren colectivamente, pueden aumentar los precios o hacer escasear los suministros para las personas de alto riesgo que necesitan cosas como mascarillas más que la población en general.

«La ansiedad debe ser reconocida y gestionada», dice Joffe. «Los altos niveles de ansiedad no son útiles para prevenir el contagio».

Si el pánico te llevara a comprar, valdría la pena preguntarte a qué le tienes miedo. «Si la gente realmente se angustia, entonces quizás deberían buscar ayuda profesional de salud mental«, dice Taylor.

En cuanto a los compradores que solo quieren hacer su compra semanal de comestibles, Kristina Moy en Seattle dice que la próxima vez, simplemente pediría sus alimentos por Amazon.

 Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Catedrático de la misma. Preside la asociación civil Bien Común Michoacán, Abogado de Laborissmo, “Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo”. Secretario General del Foro Política y Sociedad.  Maestrante de la maestría en ciencias, con especialidad en Políticas Públicas del instituto Iberoamericano de Desarrollo Empresarial (INIDEM).

 Correo electrónico de contacto arturoismaelibarradavalos@hotmail.com

 

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