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CinemaDude…El Silencio Del Pantano

Un escritor de novela negra toma la justicia en sus manos para exponer una red de corrupción que va del cenit de la esfera política a las cavernas más oscuras del submundo criminal, en esta película donde los límites entre la realidad y la ficción se diluyen.

By: Héctor García Ramírez

Título: El silencio del pantano

Director: Marc Vigil

Un escritor de novela negra toma la justicia en sus manos para exponer una red de corrupción que va del cenit de la esfera política a las cavernas más oscuras del submundo criminal, en esta película donde los límites entre la realidad y la ficción se diluyen.

Pedro Alonso -Berlín en La casa de papel-, interpreta a un exitoso novelista que secuestra a un profesor universitario, ex-político que aprovechó la transición política para enriquecerse “pasó de la chaqueta de pana y el 600 al traje a la medida y el Audi V8” nos dice la voz en off. De ese modo, el héroe se hace de información que devela la gran conspiración, millones de dinero mal habido es blanqueado por los funcionarios públicos a través de pequeños negocios ubicados en los bajos fondos de la ciudad.

El protagonista nos narra en una de las primeras secuencias la sociedad en que vive. Semejante a un pantano, ahí habitan las anguilas: “híbridos de pez y serpiente”, escritores arribistas, autores de blogs, promotores culturales y editores; las cañas: “altas y duras pero vacías por dentro”, son las dueñas del pantano dirigen la política, la economía, las universidades y los sindicatos; y el fango de las riberas, del cual se alimentan las cañas, los bajos fondos de la ciudad.

Nuestro héroe es la fantasía burguesa del siglo XIX, un esbelto asceta, calmado, sereno y educado que con trabajos acepta una cerveza; reconoce haber sido una anguila y aspirado a convertirse en una caña pero ya no, él, nos dice, es “otro tipo de criatura”. Así, el protagonista se otorga a sí mismo un manto de superioridad moral que no sólo lo aleja de los elementos descritos de su ecosistema, sino del propio espectador.

Esta superioridad moral auto concedida se muestra claramente desde que arranca la película: un personaje de una de sus novelas, que luce justo como el protagonista, aborda un taxi, el ruidoso conductor escucha el futbol por la radio, fuma dentro del coche y toma una ruta distinta a la que le había indicado. ¿Qué hace el pasajero? Pues vomitarle el coche y matarlo a golpes. ¿Por qué lo mata? “Porque puede” nos dice la voz en off. La secuencia construida para que sientas simpatía por el asesino.

Así es difícil interesarse por lo que le pasa al protagonista, quien a ratos desaparece para que la historia se centre en otros personajes. Entre estos están los villanos inmediatos, habitantes de los bajos fondos que se encargan del trabajo sucio. Su elección, aunque acertada, es obvia. Frente al ascetismo del héroe, está Falconetti (Nacho Fresneda), un matón que bebe constantemente y frecuenta clubes de table dance, aunque su cicatriz en la cara y corte de cabello mullet lo caricaturizan. La otra antagonista es Purificación -adecuado nombre para la que le lava el dinero a los políticos- (Carmina Barrios), señora del crimen que lidera todas las operaciones en ese submundo. Son ellos los puntos fuertes de esta película.

Aunque me parece que la historia pudo beneficiarse de una duración mayor -dura apenas una hora y media- la película es de buena manufactura y no se contiene en sus secuencias más violentas, por lo que resulta buena opción para quienes, sin mayores exigencias, disfrutan del cine negro.

 

 

 

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