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Cerrando ciclos: una responsabilidad para el bienestar emocional // By @Siibariita

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Por Liz Gómez

Se debe entender como bienestar emocional al estado de equilibrio psíquico que genera un soporte interior encargado de sostenernos frente a ciertas situaciones de preocupación. Hablar de la palabra FIN implica que algo termina y que concluye, que pasara al pasado, que trae consigo duelo y tristeza, el desprenderse de algo y poder decir en conciencia la palabra adiós no es tarea fácil en el ser humano, sin duda lleva un proceso de comprensión de que a través del dolor se aprende, mientras eso no se entienda decir adiós siempre será un proceso desgarrador lleno de penar. El fin de año y el inicio de otro genera un conflicto porque implica el hacer un balance personal donde se analiza lo que se agradece, lo que duele, lo que frustró, lo que no se cumplió, las metas logradas, se toca con el perdón y también con la culpa.

Todas estas situaciones vividas en un año tenerlas que analizar en un par de semanas, por supuesto que generará ansiedad, miedo o mucho entusiasmo, ver los actos y las vivencias de un año en un par de semanas crea sorpresa y mucha reflexión. Por un lado se mueve el análisis de una oportunidad de cambio al saber que inicia un año nuevo, este año que propone sensación de crecimiento, intensión de éxito, disfrute de los detalles y lindos momentos en familia, es decir, el año nuevo se transforma momentáneamente en: ESPERANZA, me atrevo a escribir momentáneamente porque conforme pasa el año en algunos casos la esperanza se convierte en pesadez, flojera, falta de motivación y de logro.

El fin de año confronta a tu yo real (lo que eres en este momento) con tu yo ideal (lo que esperabas lograr y que tal vez no en su totalidad hiciste), sin embargo, el resultado de tal confrontación debería de dar satisfacción y orgullo si es que se llevaron a cabo los objetivos tal cual como se fueron planeando, de no ser así, aparece la ilusión de un nuevo comienzo y con ello viene la esperanza de un cambio, pero se llega a olvidar que todo cambio invariablemente trae consigo al estrés, y finalmente este estrés esta entrelazado con el pensamiento, el cual es el principal detonante de preocupación, ideas fatalistas y pocas opciones de solución, todo ello transformado en estrés. Esto quiere decir que si se tuviera un adecuado manejo de los pensamientos y una conciencia de las potencialidades que se tienen, el pensamiento brindaría opciones de solución a la conciencia y no bombardeos de desesperanza.

Realmente el cerrar ciclos hace que duelan los huecos que se han quedado de situaciones inconclusas y la frustración que quedo de ello, a su vez, si estos huecos no son cubiertos con momentos adecuados se repetirá el patrón de conducta negativa hacia las próximas situaciones o personas que te acompañen. A causa de lo anterior aparece la culpa por el esfuerzo no realizado, por el poco empeño puesto en ciertas metas o circunstancias, por adoptar responsabilidades que no te tocaban y que te impusieron personas al hacerte creer que era tu obligación; por esto es de suma importancia que ante el análisis del balance personal se evite la culpa regresando responsabilidades que no te pertenecen y que adquiriste por compromiso o de forma obligada, se debe hacer conciencia de las cosas que te pertenecen, la culpa se genera porque no se elabora el conflicto con la persona o situación que lo genero y por la falta de conciencia del poco esfuerzo puesto en los objetivos personales.

Si se mueve la culpa por consecuencia en algunos casos se mueve el perdón, como lo mencioné en el primer párrafo, pues las despedidas de todo lo perdido y del dolor que hubo a nivel físico, emocional y material provoca hacer una resignificación de las situaciones y metas propuestas para verificar en qué medida fuiste responsable o te adjudicaron ese compromiso sin que tu quisieras, se requiere también analizar los dolores provocados por otras personas y momentos en que te viste afectado/a y llegar a la conclusión de si realmente fue intencionado el acto que te llevo a elaborar una tristeza o dolor, pues cuando uno llega al perdón desde la conciencia, el pensamiento se relaja, fluye y se tranquiliza.

Tocar el perdón ayuda a aprender a defender el deseo propio de lo que uno busca y quiere, generalmente nuestro deseo está influido por el deseo de un otro, esto quiere decir que cambias tus necesidades, gustos y tus intereses por los de alguien más, lo que implica que tus decisiones y actos están basados en un otro que está lejos de tus metas y objetivos. Cuando tu energía está al servicio del otro, tú autoestima, tus expectativas, tu yo ideal y tu estabilidad emocional están bajo el control de alguien más asumiendo así, tu falta de madurez y devaluación de tus capacidades. Al complacer al otro sin mezclar tus deseos se deviene el dolor psíquico viviendo así en un eterno esperar a que el otro cambie y se convierta en la fantasía que has creado de él/ella o de la situación esperada. No olvides que el perdón llega cuando los recuerdos dejan de doler, ahí la importancia de elaborar y resolver lo que lastima y lo que frustra.

Cerrar ciclos implica alejarse de la mercadotecnia que te dice lo que debes buscar y esperar de los demás, de las festividades o de los ideales fantasiosos, es identificar las posibles emociones que sentirás ante situaciones desagradables y entender lo que sí y lo que no puedes controlar, hacer un cierre implica identificar las motivaciones y los deseos que te hacen disfrutar, esto a través de pensamientos positivos, expectativas personales realistas, adaptación adecuada a los cambios, no viviendo bajo la prisa, pues la prisa jamás será un sinónimo de éxito.

Es de suma importancia para cerrar ciclos y encontrar estabilidad psíquica afirmar tus virtudes, distraer tu atención de forma momentánea ante situaciones de estrés y después con calma darle el tiempo adecuado para elaborar, no dejar de lado el futuro inmediato por ello debes identificar las consecuencias y las conveniencias de lo que pretendes hacer, es importante ser objetivo ante las decisiones y no generalizar resultados.

Es real que nunca se está preparado para el dolor y que sin duda lo que no se pone en palabras se transforma en trauma; debería ser regla básica para los duelos y los cierres entender que la vida es un viaje donde debe haber destinos claros y no un paseo donde vas sin rumbo ni fin, donde las principales metas de vida sean luchar contra las escusas y las falsas expectativas, donde tengamos infinitos motivos para agradecer, compartir y vaciar espacios para llenarlos de sueños realistas y  objetivos.

Nos vemos en este 2017 con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.

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