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«Es muy grave que el presidente de la Cámara de Diputados llame al Gobierno de la República a la represión», declaró el vocero de la Arquidiócesis de México.
Aunque el Semanario de la Arquidiócesis de México «Desde la Fe» no incluyó editorial, publicó una entrevista que ese órgano de difusión le realizó a Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, y que se titula: «gravísimo que el presidente de los diputados pida a Gobernación reprimir a la Iglesia Católica».
Hugo Valdemar dió respuesta a las declaraciones que realizó Jesús Zambrano, presidente de la Cámara de Diputados, el pasado 15 de junio donde pidió la intervención de la Secretaría de Gobernación para «frenar a la cúpula católica porque se está metiendo en terrenos que no le corresponden cuando critica la iniciativa presidencial sobre matrimonios igualitarios o algunas otras reformas que se han hecho en diversos estados sobre ese tema».
El vocero declaró que «es muy grave que el presidente de la Cámara de Diputados llame al Gobierno de la República a la represión contra una institución que únicamente ejerce dos derechos fundamentales: el de la expresión y el de la libertad religiosa».
Jesús Zambrano expresó que solo falta que la jerarquía católica diga «Al diablo las instituciones», a lo que Hugo Valdemar respondió: «es preocupante la amnesia que sufre el diputado Zambrano pues fue él junto con su partido el PRD quien aplaudió hasta sangrar las manos esa exclamación de quién fuera su candidato presidencial».
Sobre la acusación de Zambrano de que la Iglesia se está metiendo en terrenos que no le corresponden el vocero de la Arquidiócesis expuso que la visión que el presidente de los diputados tiene de la Iglesia es tan pequeña como su argumentación pueril.
La Iglesia no es su jerarquía, sino la forman los más de 100 millones de bautizados, «por lo tanto si alguna legislación afecta a nuestros fieles a sus familias, a sus niños, al futuro del país los obispos y sacerdotes no pueden quedarse mudos, esas propuestas alteran los valores fundamentales de las familias mexicanas. Mientras la Iglesia este en el mundo, no le puede ser ajena la política. La única política que le debe ser ajena es la partidaria».
