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¿Votar, abstenerse o anular?// By @dr00giemark

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¿Votar, abstenerse o anular?: El dilema rumbo a la jornada electoral

Por Marco Ballesteros

Justo en el momento que comencé a escribir estas líneas finalizaron los actos proselitistas; confieso que después de 60 días ya estaba cansado de los spots electorales en radio, televisión e internet; de encontrarme a los brigadistas de cada partido agitando banderas, entregando publicidad y contaminando el ambiente con los estruendosos cánticos de campaña en los cruceros de la ciudad; también me enfadé de retirar de la puerta de mi casa propaganda electoral y de ‘trolear’ a los operadores políticos que eventualmente se acercaban a ofrecer las ‘propuestas’ del candidato en turno.

Tras darle seguimiento cercano, me atrevo a decir que esta campaña electoral fue la más gris de la historia reciente de Michoacán. Faltaron propuestas y conocimiento de lo político por parte de los candidatos y sus coordinadores, sobraron descalificaciones, marketing  y campañas negras. Sinceramente, considero que el 7 de junio el resultado será de pronóstico reservado, ello no por que exista una contienda reñida entre los candidatos, sino porque estos no expusieron propuestas concretas y no han logrado convencer a la población en cuanto a los mecanismos  a implementar para resolver los problemas de la entidad. La presente elección evidencia que el sistema de partidos es insuficiente e inoperante.

Aunque desde el inicio de las campañas electorales, las autoridades del IEM y el INE sugirieron a la ciudadanía que razonara su voto, que lo ejerciera responsablemente y se mantuviera informada por diversos medios sobre el historial de quienes aspiran a representar a la población en los diversos organigramas gubernamentales. Curiosamente, sólo dos partidos PRD y PAN subieron a sus portales web los nombres y fotografías de sus aspirantes a las alcaldías, diputaciones locales, federales y al gobierno de la entidad. El PRI por su parte, sólo destinó la publicidad web a “su candidato a gobernador”, no mostró información de ello, no se diga de los partidos emergentes.

Sea como sea, ningún partido o los organismos electorales subieron a sus portales web un currículum breve de los candidatos en cuestión; sin duda faltó información, esta además era volátil por los movimientos realizados en los tribunales electorales cuando se ‘tumbaba’ una candidatura, sobre todo en el ámbito municipal.

Me atrevo también a señalar, que a pesar del derroche de recursos para la contienda electoral presente, de los dos acartonados debates realizados, e incluso aunque en el transcurso de esta semana arribaron a Michoacán poco más de 30 medios nacionales y se acreditaron cerca de 3000 reporteros locales para cubrir los acontecimientos del próximo 7 de junio, pues lo que pasa en la entidad es relevante y determinante a nivel nacional. A pesar de todo eso, la población está cansada y desencantada del sistema electoral vigente y de los partidos en su conjunto. Declaro que a escasos dos días de que se celebre la elección, no tengo a quién darle mis votos, nadie me convenció.

Por lo tanto, el próximo domingo los ciudadanos tenemos tres opciones: acudir a las urnas para votar o anular; o en su defecto abstenerse.  Estas posturas han sido promovidas  recientemente en diversos medios a nivel nacional y estatal; por un lado, Denise Dresser se ha mostrado como la principal promotora del voto nulo, al mismo tiempo José Woldember ha defendido el sufragio efectivo; ambas vertientes tienen puntos a favor y también algunos que son cuestionables, trataré de exponerlas brevemente.

Voto nulo.

Esta opción se presenta como alternativa  para quienes piensan que ningún partido o candidato representa a los ciudadanos;  que el poder y la alternancia se turnan, pues está monopolizado el acceso al  poder. Bajo esta premisa, se ha considerado que el sistema de partidos está corrompido y mal armado, los partidos emergentes son satélites de los hegemónicos y solamente participan en la contienda con el objeto de captar recursos y conservar su registro para vivir del negocio que representa el juego de lo político.

Al mismo tiempo, la anulación se ha propuesto como alternativa ante la falta de castigo efectivo hacia los partidos políticos y/o candidatos por el derroche de recursos, las  prácticas ilícitas o corruptas; y también al sugerir sus impulsores, que el sistema electoral vigente no genera contrapesos efectivos en la conformación del  congreso federal y estatal.

Por lo tanto, el voto nulo se propone como un mecanismo para repudiar al sistema de partidos; exigir la revocación de mandato a quienes incurran en conflictos de interés o se vean involucrados en prácticas relacionadas con la corrupción. Así mismo, para incrementar los requisitos para la conservación del registro de los partidos, destacan en este tenor, propuestas como: la reducción de su financiamiento y la remoción del fuero a los políticos.

Esta postura puede tomarla cierta parte de la población como manifestación del hartazgo social frente a los políticos y partidos tradicionales, bajo la premisa de que todos los partidos y políticos son iguales, e incluso pueden ser peores aun. Pero debemos tener en cuenta que: ni todo el pueblo es bueno ni todos los políticos son malos. Por ello, sin defender a los partidos o el sistema, porque también estoy cansado de él y no me satisface como ciudadano, considero de todos modos que es poco ético hacer tabla rasa o emitir juicios que generalicen a los partidos o a los políticos en sus  prácticas o en su defecto, achacarles a estos al parejo los males del país.

De esta forma, la anulación representa la victoria cultural del  mismo sistema: pues de forma maniquea se señala que “todos son iguales, la corrupción somos todos”.  Aunque los partidos nos desagraden representan posturas e ideologías diversas, mismas que pueden considerarse como espejo de la sociedad política actual. Y bueno,  los ciudadanos si así lo desean pueden anular su voto pero, ¿y luego qué? ¿Qué sigue? ¿Qué proponen para recomponer el sistema y para que la política deje de ser un medio para el enriquecimiento personal o el empoderamiento de ciertos sectores? ¿Cómo cambiar entonces el sistema putrefacto? Eso es algo que de forma clara y concreta no exponen los promotores de la anulación.

Entonces, ¿Por qué votar?

Según José Woldemberg: es necesario emitir el sufragio, debido a que tras un cuarto de siglo en México los comicios  y el sufragio,  han llegado a tener legalidad, certeza y son un ejercicio de civilidad; debemos tomar en cuenta que el ejercicio en cuestión no es perfecto, es perfectible. Tras luchar contra la dictadura perfecta del siglo XX, según el  ex consejero presidente del IFE,  ahora hay 10 partidos y se puede registrar candidatos independientes, cuestiones impensables durante el siglo pasado…… “porque las elecciones son un ejercicio de civilidad”.

Un voto anulado desde luego que manifiesta la inconformidad contra el sistema, pero lamentablemente, no determina o impacta la configuración de los gobiernos ni de los congresos. Para inconformarse o criticar al sistema hay otros medios como la crítica personal, organizacional, en corrientes políticas y en redes sociales. De esta forma, anular no es opción para manifestarse, pues carece de impacto.

Votar, aunque nos desagrade es la única herramienta al alcance del ciudadano para elegir  a los gobernantes, aunque no nos satisfagan las opciones. Elegir la forma en que nos gobiernan, ¿representa entonces elegir entre la forma en que queremos estar jodidos? Recordemos entonces, que los partidos, para bien o para mal, expresan la realidad sociopolítica, posturas e ideologías del país.

Aun así, no estoy conforme con las opciones disponibles: las campañas promueven la descalificación en lugar de las propuestas; el debate  es inexistente, se magnifica la fuerza del spot y el gingle. Pero, francamente anular es dejar que otros decidan.

Sea como sea, el ambiente electoral, no es óptimo, la ciudadanía está poco esperanzada. Igualmente, prevalece la idea de que el deber cívico termina en el momento que se emite el sufragio. Pero, después de ahí poco exigimos a los políticos; las personas se abstienen de la participación activa en la toma de decisiones y acciones a realizar. Aunque nos desagrade, Tenemos el gobierno que merecemos, tenemos la administración pública  por la que votamos.

Finalmente, usted tomará la decisión que considere correcta, emitirá su voto, anulará o se abstendrá, eso le toca a usted, querido lector. Estoy Consciente de que la palestra no presenta en esta ocasión opciones decentes. Lamentablemente, aunque nos desagrade, como en un capítulo de South Park, donde los estudiantes de la escuela primaria deben votar para elegir a su nueva mascota, en Michoacán,  en los diferentes niveles de gobierno tenemos que escoger entre un gran lavado o un sándwich de mojón… y puede que siempre sea así… Si no hacemos lo necesario y de forma inteligente para cambiar dicha situación.

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