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“El protagonismo no es mío, yo no estoy haciendo esto por fama”, han sido las primeras palabras de Adán Cortés, el jóven mexicano que fue expulsado de Noruega y esta tarde arribó deportado a México luego de manifestarse en la entrega de los Premios Nobel por la situación del país y partícularmente por los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
Entre múltiples flashes y en medio de una multitud que acudió al aeropuerto de la Ciudad de México a recibirlo como una figura, el muchacho se mostró muy contento al ver sus familiares mientras repartia besos y abrazos.
A su arribo, poco antes de las 20 horas, Adán expresó que «Ayotzinapa fue la gota que derramó el vaso» y rechazó que su irrupción en la ceremonia en Oslo fuera motivada por el protagonismo.
Jóvenes que llegaron con pancartas de apoyo al universitario con leyendas como la etiqueta #YaMeCansé y «El peor crimen es el silencio», le arroparon mientras coreaban los “Goyas” de la UNAM.
Tanto su padre, Adán Cortés y Mónica Salas, madre del joven manifestante universitario, señalaron que su hijo «levantó la cara por mucha gente» de México y sólo desean verlo y abrazarlo: «Ha sido muy claro con sus declaraciones, siempre lo dijo, lo importante no somos nosotros, es el país», aseguró su papá.
