STAFF/@michangoonga
Los más reservados hablan de 70 mil asistentes, los más entusiastas refieren que fueron cerca de 120 mil y la coincidencia de muchos medios y analistas es que fueron alrededor de 100 mil personas las que este miércoles 5 de noviembre participaron en lo que acabo siendo una “mega” marcha realizada en la Ciudad de México en solidaridad con los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala.
«Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre. Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora y siempre es la hora, de evocarla sin dilación», es una frase que cada 5 de noviembre es recordada sobre todo por los fans del mundo de los comics, particularmente de V de Vendetta, la novela gráfica de Alan Moore que en 2005 fue llevada al cine, y que se ha convertido en símbolo de la lucha contra el sistema y película de culto y referencia.
Justamente la frase deriva de un hecho histórico sucedido en Inglaterra un 5 de noviembre de 1605 conocido como la Conspiración de la pólvora (en inglés: Gunpowder Plot) que fue un complot en protesta organizado por un grupo de católicos ingleses encabezados por Guy Fawkes (en quien se inspira la máscara que utiliza Anonymous) para matar al rey Jacobo I y a la aristocracia haciendo explotar las Casas del Parlamento británico.
Lo vivido ayer en la capital del país tiene semejanzas con el 5 de noviembre británico. La gente salió a mostrar su repudio, a manifestar su rechazo, dejaron estar detrás de una computadora dando likes y marcharon por el primer cuadro del DF que una vez más se convirtió en epicentro de la manifestación social.
Algunos desmanes. Muy pocos en relación a la cantidad de asistentes. El incendio de una unidad de Metrobús en Ciudad Universitaria opacó un tanto el evento. Al menos sirvió para que medios nacionales como Televisa y El Universal justificarán una leve cobertura de la marcha.
Igual las redes se volcaron con los reportes, manteniendo el hashtag #AccionGlobalporAyotzinapa entre los primeros lugares del trending topic nacional, mientras los padres y familiares de los 43 normalistas desaparecidos encabezaban la manifestación con mantas en las que se apreciaban los rostros de sus hijos. Desde Los Pinos hasta el Zócalo, los contingentes e aglutinaban con jóvenes, ancianos, gente en silla de ruedas incluso, niños también, exigiendo la aparición de los muchachos que llevan 40 días perdidos.
Un templete con 43 sillas vacías instalado en el Zócalo sirvió como catarsis de discursos y oradores, desde los familiares y compañeros de los desaparecidos hasta líderes sociales y víctimas de otras tragedias nacionales como la Guarderia ABC de Sonora tomaron la palabra, cada uno para dar testimonio de su situación, de su sentir, todos coincidiendo en exigir justicia, esclarecimiento, actuación y condena al Estado Mexicano.
Con picos, algunos manifestantes empezaron a “cavar” en la plancha del Zócalo, simulando fosas. Mientras tanto, las consignas contra las autoridades, contra el gobierno federal, contra el presidente Peña Nieto no dejaban de exclamarse, con sentimientos de rabia, de enojo, de encono.
Parafraseando entonces a V de Vendetta: “Recordemos, recordemos, este 5 de noviembre de 2014…”
