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Kosaka Kumiko se convirtió en una «monja mala» luego de que se dieran a conocer testimonios de jóvenes que fueron abusados y le acusaron de «entregarlos» a sus verdugos.
Kumiko, es una religiosa japonesa de 42 años de edad, que se encargaba de guiar espiritualmente a chavitos vulnerables del Instituto Antonio Próvolo de la localidad argentina de Mendoza. Sin embargo tenía otra función más oscura: era quien entregaba a los pequeños a abusadores. Luego que fuera denunciada fue llevada al penal de mujeres de Cacheuta, en medio de la montaña mendocina.
Apenas este jueves fue capturada luego de mantenerse prófuga por un mes, sin embargo luego de nueve horas de declarar ante la justicia, se mantiene negando los hechos.
Uno de los fuertes testimonios lo brindó una joven de 17 años que señaló que, cuando tenía apenas 5 años, le colocó un pañal tras ser violada, por uno de los cinco imputados para ocultar el sangrado. En lenguaje de señas la víctima dijo que «fue quien le puso el pañal tras la violación que sufrió, ocultando y teniendo conocimiento que había sido violada, lo cual la hace cómplice primario del delito del abuso».
Los menores renombraron a Kumiko como «la monja mala» e indicaron que participaba activamente de los abusos, ademas de que les gritaba y los maltrataba. Y en el peor de los casos, los entregaba, una vez que tenía estudiada a la víctima.
La acusada se defendió: «no sabía nada de los abusos. Velaba por los niños». La religiosa estuvo al cuidado de los menores desde el 2004 hasta el 2012.
Por el momento, Kosaka Kumiko enfrenta una pena que va de los 10 a 50 años de cárcel.
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