¿Desaparición de poderes o de la impunidad?/ by @gaeelico
Por Toño Aguilera
En los años recientes (quizás desde Echeverría o Díaz Ordaz) México no había tenido un gobierno tan sanguinario y represor como el de Felipe Calderón –quizás Peña Nieto lo supere con creces- y mucha de la responsabilidad de los trágicos momentos por los que atraviesa Michoacán le competen directamente a Calderón Hinojosa.
Entre las decisiones de Felipe Calderón fue convertir a Michoacán como un laboratorio para sus aventuras militares, implementando operativos unilaterales que generaron la virulenta reacción de los grupos delictivos, desatando una refriega que generó grandes y graves daños colaterales en el estado.
A nadie se le puede olvidar las escenas de militares incursionando en poblados enteros en Nocupétaro, o Policías Federales infringiendo en las casas de los habitantes de Apatzingán, los retenes en Morelia, y muchos y otros ejemplos de lo que nos costó a los michoacanos el hecho de que Felipe Calderón haya nacido en estas tierras.
Todas aquellas “estrategias” que al final sólo repercutieron en el incremento a la tortura y la violación de derechos humanos en la entidad, fue defendida a capa y espada por los dirigentes del panismo en Michoacán y en el país. Recordamos al ahora infelizmente celebre César Nava –el mismo del fraude a Pemex- que declaró en el 2009 a Michoacán como un “narco estado”, es en medio de la crisis generada por el fracasado Michoacanazo.
Ahora, al paso de los años, resulta no sólo hilarante, sino hasta de un alto grado de cinismo que el PAN busque la desaparición de poderes en Michoacán. El senador panista, Salvador Vega, en un comunicado que envió hace unos pocos días, justificaba así su intención: “Vamos a solicitar la desaparición de poderes en Michoacán porque ya no existe Gobierno, se tiene que valorar esta situación de crisis de ingobernabilidad que se ha presentado. La violencia va en aumento, los normalistas tienen secuestrado al estado, no hay quién les ponga orden, los Michoacanos exigimos la acción del Gobierno».
De todos los tópicos de lo señalado por Vega Casillas, al menos tres son responsabilidad directa de su ex jefe: la violencia en aumento, la crisis económica y la ingobernabilidad. Los panistas no pueden negar que el ex habitante de Los Pinos intentó por todas las vías entregarle el poder a su hermana, y para ello no sólo puso a su disposición incuantificables recursos, sino que generó condiciones de inestabilidad política, económica y social, para allanarle el camino a la ahora senadora Calderón.
El panismo entonces en el poder fomentó la ingobernabilidad y la impunidad, permitiendo la violación sistemática de los derechos humanos, la represión, y las pequeñas ínsulas de estados de excepción.
Todo mundo recuerda cómo se paseaba a sus anchas la Sra. Calderón en medio de una esfera de alta seguridad que atropellaba todo ciudadano que osara cruzarse en su camino, rodeada de militares, elementos del Estado Mayor Presidencial y de militares. Lo mismo ocurría con el resto de la parentela Calderón Hinojosa.
Si bien es cierto que el actual gobierno estatal priísta no puede con la situación que prevalece en el estado, también es cierto que sacar adelante a Michoacán requiere de concordia y de la acción de todos los que aquí vivimos. Michoacán no requiere de zopilotes políticos que gustan de la carroña.
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