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Cruda electoral: las lecciones que debemos aprender// By @indiehalda

editoriales

Oscar vive con su esposa, su biblioteca musical, su perro y su gato en el sur de la ciudad más guapachosa del hemisferio occidental.  Una extraña mezcla de hipster, Godinez, otaku y cargador de central de abastos, Oscar opina de casi todo, regularmente sólo para quejarse. A Oscar le gusta el post-rock, Haruki Murakami, los atardeceres, el Boing de tamarindo y -para su desgracia- todo lo que engorda, alcoholiza o es socialmente reprobable. Pero hey, se la pasa bastante bien. Su columna habla del acontecer económico, político, social y cultural del DF visto por un moreliano de corazón.
Oscar vive con su esposa, su biblioteca musical, su perro y su gato en el sur de la ciudad más guapachosa del hemisferio occidental. Una extraña mezcla de hipster, Godinez, otaku y cargador de central de abastos, Oscar opina de casi todo, regularmente sólo para quejarse.
A Oscar le gusta el post-rock, Haruki Murakami, los atardeceres, el Boing de tamarindo y -para su desgracia- todo lo que engorda, alcoholiza o es socialmente reprobable. Pero hey, se la pasa bastante bien. Su columna habla del acontecer económico, político, social y cultural del DF visto por un moreliano de corazón.

Por Oscar Hernández

Finalmente terminó. Meses de bombardeo de spots, promesas y chistosadas electorales llegaron a su fin el día de ayer, con unas elecciones intermedias que no convencieron ni a la mitad del electorado de tomarse unos minutos de su sagrado domingo para acudir presuroso a su casilla correspondiente. Viéndolo así, a la mitad de este país el ejercicio del domingo 7 y todo su jaleo previo no les importó en lo absoluto.

Con nuevos partidos, candidatos independientes, mucha invitación a votar y toneladas de excremento arrojado, la jornada del día domingo nos deja algunos puntos dignos de análisis, revisemos algunos si le parece:

  1. ¡Independencia! Aunque pocos en cantidad y aún menos ganadores, la primera oportunidad de los candidatos independientes para contender nos ha dejado ideas sobre hacia dónde debe dirigirse la democracia en el futuro (espero no lejano): la extinción de la hiper-nociva partidocracia.

Ya sea un chaval de 25 años en Jalisco, el hijo de un mítico derechista en Sinaloa, el enfant terrible del panismo moreliano o  el ahora por todos conocido Bronco, la idea es ir haciendo unas elecciones donde participen más personas y menos partidos, lo cual nos llevará a menos voto duro, menos prebendas y más pluralidad y propuestas. Irle quitando poder a los que llevan años detentándolo, me encanta la idea.

  1. Euforia MORENA. Por mucho que restrinjan las campanas al vuelo, en las oficinas de la avenida Santa Anita se percibía un ambiente festivo gracias a los resultados: arrebatarle 5 delegaciones al otrora todopoderoso PRD capitalino así como un municipio aquí y allá al priísmo mexiquense fue una victoria no aplastante pero si prometedora para la propuesta política del partido del salvador de Macuspana. El objetivo: la presidencia, o por lo menos la muy factible jefatura de gobierno capitalino. Al tiempo.

Esta elección era clave para medir el músculo del partido regenerativo nacional de cara al 2018. ¿Le fue bien? Sin duda ¿Tanto como para contender realmente dentro de 3 años? Lo dudo, y más considerando otro milagro de la izquierda: el rescate de Movimiento Ciudadano con un Marcelo Ebrard que se resiste a morir políticamente y que se llevó otro premio suculento como es la alcaldía de Guadalajara y de todos sus municipios conurbados.

No sé cuál deba ser el convenio al interior de una izquierda donde al parecer todos se odian, pero algo es cierto: no aspiran a nada por separado en 36 meses. Espero su orgullo les permita verlo.

  1. El lodo no ensucia como antes. En la fresa y clasemediera Benito Juárez, delegación en la que su servidor habita, ganó el PAN. Arrasó, dirían muchos. A pesar del tema de los detenidos en Brasil por la golpiza a un transeúnte que se convirtió en los inicios de una investigación por corrupción, a pesar de una administración que fue elocuente en sus obras pero muy poco transparente, a pesar de las recurrentes quejas sobre moches, a pesar de un candidato ahora electo sobre con antecedentes de violencia… con todo y a pesar de todo, el PAN ganó.

Así como Michoacán optó por un pupilo del Godoyismo (ay, mi estado adoptivo), Sonora votó por una alumna de Beltrones con cuentas poco claras y la Cuauhtémoc por un exgobernador zacatecano con un pasado turbio del que reniega constantemente. O no tenemos memoria y la tenemos pero nos hacemos tontos, el chiste es que el curriculum y los antecedentes no dicen nada tan pronto comienza a operar la maquinaria partidista. Otra razón de peso para empezar a elegir las opciones que mermen de a poco el partidismo.

  1. El dinosaurio retocado. Durante semanas se hablaba de una inminente derrota al tricolor derivada del hartazgo, de las malas decisiones, de la figura presidencial en decadencia… en fin que estas elecciones eran las de la derrota priísta. Y nada de eso.

Si, algunos entusiastas de las estadísticas dirán que ha sido su nivel más bajo de votos y blablablá. El chiste es que hoy el PRI y su comparsa el tucán de rapiña tienen los escaños suficientes para decretar, votar y debatir (o no hacerlo) lo que se les venga en gana. Para aquellos que morían por ver al partido en la lona, se han llevado una amarga sorpresa. Tan así que no les importó mucho perder bastiones como Nuevo León y Querétaro, si a cambio recuperaron Sonora, Guerrero y aumentaron sus delegaciones defeñas de 1 a 3, con miras a arrebatarle la joya de la corona al apaleado PRD: el Distrito Federal, con su enorme presupuesto y su enorme voto duro dispuesto al mejor postor.

Y así mientras unos ya pusieron su cuenta regresiva a julio del 2018, los más debemos –como ya lo mencionara en otras columnas, queridos lectores- empezar a exigir desde hoy: transparencia, resultados, cuentas claras. Investigue hoy que está fresco quién ha sido elegido como su diputado local y federal, y empiece a joderlo con lo importante: reactivar y poner en marcha la urgentísima reforma educativa (es de vergüenza el poder que tiene un grupúsculo de pseudoeducadores), hacer que el Sistema Nacional Anticorrupción no sea letra muerta, detener el mar de sangre que no ha logrado más que más sangre (ya es hora de hablar de legalización en serio, carajo)

A 15 años de su inicio, ya va siendo hora de que México entre en el siglo XXI. Y si usted piensa que lo va a hacer la gente por la que acabamos de votar, entonces el problema somos nosotros, no ellos.

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