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Anular el voto

Por Paul Alcántar

Ahora sí como se escribe en Twitter: #yoconfieso que he anulado mi voto. En dos ocasiones lo he hecho. La primera fue en 2001, mi primera oportunidad para elegir gobernador de Michoacán, presidente municipal y diputado local. Tomé mi boleta, leí atentamente y sólo voté por el entonces candidato Lázaro Cárdenas Batel y de las otras dos boletas simplemente taché los distintos cuadros para que ésas no contaran.

La segunda ocasión fue en 2009. Eran las elecciones intermedias para renovar la actual Cámara de Diputados. Anulé mi voto porque simplemente estaba convencido de que sumar esfuerzos con los “anulistas” tenía una  legitimidad suficiente como para manifestar mi hastío y decepción a través de las urnas.

Se hizo mucho ruido. Recuerdo al IFE descalificando la promoción del voto nulo y los partidos políticos denostando el movimiento que sí tuvo auge entre la juventud. Y se logró.

El voto nulo es un tema reciente en nuestro país que aún no toma la fuerza suficiente y no convence en su totalidad. Muchos critican la forma como se promovió en aquel 2009 y cómo el tema fue profundamente mediático con sospechosismos.

Quienes estuvimos promoviendo la anulación del voto argumentábamos que el sistema de partidos era insuficiente por la falta de seriedad que los políticos tenían con temas trascendentales para el avance de la democratización del país. Hablamos de empoderar a los ciudadanos y darles la oportunidad legal para que pudieran participar en las elecciones sin un partido que patrocinara.

A lo anterior queríamos completar esa idea de ciudadanía con la aprobación de una reforma política para que se dieran mecanismos y herramientas indispensables para quitar a los gobernantes incumplidos a través de la revocación de mandato, o para incidir directamente en la toma de decisiones por medio de una iniciativa popular, sin que un legislador metiera mano.

El efecto de todo esto tuvo doble consecuencia. Por un lado se fortaleció la llegada del PRI chantajista al congreso que difícilmente estaba dispuesto a seguir discutiendo reformas importantes para Felipillo Calderón, pero por otro lado se logró que el mismo presidente enviara una iniciativa para fomentar, entre otras cosas, candidaturas independientes y reelección en los cargos públicos.

Y no más. A partir del 2010 se desinfló el tema objetivo de esta manifestación y ahora en 2012 se quiere replantear nuevamente si beneficiaría o no la anulación del voto. Este año no lo haré porque creo que no es sino a través de los partidos como se dan las transformaciones y que muy a pesar de que los políticos de siempre siguen mamando de estas instituciones, no veo otra forma de hacer política en este país mientras no haya una ciudadanía formada y empoderada.

El voto nulo fue una expresión importante pero no es suficiente para reclamarle a la clase política sus errores y sus fallas. Este 2012 no anularé mi boleta y tendré nuevamente la fortuna de estar en mi casilla pensando por varios minutos para mí ¿quién representa una opción distinta?

Chapulines

  1. Y aunque el tema de la ciudadanía resulta algo romanticón creo que sí se puede generar ¿pero cómo? Simplemente participando de manera más activa en la toma de decisiones de la colonia, barrio o de la comunidad en la que uno vive.
  2. El segundo debate presidencial será en Guadalajara, por si andaban con el pendiente….
  3. Argentina expropia una empresa petrolera de capital español. El gobierno de México condena tal acción, pero ¿qué tal las celebraciones del 18 de marzo?

Twitter: @paulalcantar

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