STAFF/ César Hernández -@CesarHdzNoti
Aún sin cuantificar los daños materiales ocasionados por el paso de la marcha realizada esta mañana en la ciudad de Morelia, en conmemoración de los siete años de la intromisión de fuerzas estatales en la comunidad de Arantepacua.
Una actividad que estaba programada a las 10:00 de la mañana, comenzó más de una hora después, y para algunos parecía una manifestación más, pero no recordaban los hechos de aquel 5 de abril del 2017 donde un operativo policial fallido dejó saldo de 4 comuneros muertos.
Con dos vehículos de mercancías secuestrados, cerraron la vialidad en el libramiento sur, frente a Casa Michoacán, mientras realizaban pintas en la fachada y lanzaban cohetones al interior.
De pronto descargaron su furia en contra de un joven automovilista, un chavo que se dirige a su trabajo, en donde su único error fue pasar por el lugar y no obedecer a los encapuchados, quienes arremetieron contra su vehículo, destrozando los cristales, y también propinando un par de puñetazos al indefenso conductor.
Morelianos agredidos
“¡Los morelianos debemos unirnos! Ya no podemos permitir que nos hagan esto! Me destrozaron los cristales de mi auto, a mi me alcanzaron a pegar en la cara”, señaló Carlos, el afectado.
De ahí se produjeron una serie de actos violentos por parte de los manifestantes, en su mayoría jóvenes con el rostro cubierto, además con palos, piedras y aerosoles, quienes hacían destrozos a su paso, principalmente a propiedades gubernamentales.
El primer vehículo que incendiaron fue cuando se apoderaron de una motocicleta de un elemento de Policía de Morelia, mismo que realizaba labores de vialidad.
Los pobladores de Arantepacua continuaron reteniendo, vandalizando y prendiendo fuego a varios vehículos, principalmente a los que contaban con logos de empresas y de dependencias de gobierno.
Vehículos de particulares también sufrieron daños, por ejemplo un señor de oficio carpintero fue confundido como empleado de una empresa de paquetería, y al no escuchar sus súplicas, destrozaron párate de su camioneta de trabajo, además le rociaron la cara con pintura.
“¡No se vale la verdad que hagan esto! Yo estoy trabajando, estoy siendo productivo y vienen a agredirnos cuando nosotros no les hicimos nada, somos ciudadanos no autoridades”, repuso el afectado entrevistado por los reporteros.
¿Y Silvano apa’? Bien, gracias…
Pintas y destrozos de anuncios luminosos al paso del numeroso contingente, mientras gritaban consignas en contra de tres principales actores políticos que fueron parte de los hechos históricos de hace siete años.
Silvano Aureoles Conejo, ex gobernador de Michoacán, Juan Bernardo Corona, ex Secretario de Seguridad Pública (SSP) y Adrián López Solís, Fiscal General del Estado (FGE), eran representados en unas figuras de cartón que venían al frente de la manifestación, estos tras las rejas y con una vestimenta de presos.
Los pobladores gritaban sus nombres, exigían justicia por las cuatro personas asesinadas y las decenas de heridos, exponiendo la impunidad que impera hasta la fecha.
Al llegar al Centro Histórico de la capital de Michoacán, continuaron los destrozos, el Banco del Bienestar, las oficinas del SAT, y continuaban las pintas en la cantera de los edificios coloniales.
Antes de realizar su mitin en el primer cuadro de la ciudad, vandalizaron el Palacio de Gobierno, poco les importó que estuviera blindado con vallas metálicas, lanzaron piedras y cohetones al inmueble.
Duro con todo y contra todos
Tomaron un camión de Coca Cola y lo usaron de ariete para impactarlo contra las protecciones de la puerta principal, mismo que intentaron prenderle fuego.
Los actos violentos se extendieron a los edificios cercanos, como la Casona del Congreso y las oficinas de prensa de gobierno del estado.
Mientras esto sucedía, turistas y trabajadores de los comercios en el centro de Morelia, veían horrorizados la situación, sin que interviniera alguna autoridad.
Llegó el momento en que se volvieron a prender los ánimos, ya que un bombero comenzó a lanzar agua desde uno de los balcones de la sede del Poder Ejecutivo, lo que enfureció más a los manifestantes.
Después de que lanzaron varios cohetones al inmueble histórico, la multitud fue dispersada con el uso de gas lacrimógeno, por lo que todos corrieron despavoridos.
Varias personas fueron afectadas por el picor en la garganta, el ardor en los ojos, incluso un niño lloraba de dolor mientras lo ayudaban lavándole la cara con agua y con refresco.
Una tensa calma
Después de varias horas se sentía una tensa calma, mientras ya tenían una barrera por elementos de la Agrupación de Restablecimiento del Orden Público (AROP), y comenzaron el diálogo entre manifestantes y la autoridad estatal.
Los policías con equipo antimotines permanecían firmes sobre la avenida Madero, mientras se concretaban los acuerdos para liberar uno de los vehículos de los manifestantes y a un par de sus compañeros.
Fue hasta pasadas las 3:30 de la tarde de este viernes cuando los comuneros de Arantepacua se retiraron del centro de Morelia, pero sin que se resuelva su principal petición: justicia y castigo a los culpables de aquel 5 de abril del 2017.