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Hechos y deshechos: Efecto Monreal

Escribe: Javier Lozano


En una gira intensa por distintos puntos de la geografía del país, el Senador Ricardo Monreal muestra su poder de convocatoria a donde quiera que asiste. Si observamos cada uno de los eventos- al que acude el coordinador de los senadores de Morena- hay una efervescencia, incluyendo militantes y simpatizantes del lopezobradorismo, y todos aquellos sectores sociales que se han sumado a la causa porque hay una plena identidad con el proyecto de Reconciliación Nacional.

Y, sea cual sea la entidad, Ricardo Monreal acapara la atención de la ciudadanía. Pasó en Veracruz, Campeche y Tamaulipas, lo mismo que en la Ciudad de México, en la alcaldía de Tlalpan. En cada uno de esos puntos, una multitud se concentró para poder estar cerca de él. Me refiero a hombres y mujeres, lo mismo de jóvenes que están presentes en cada una de las giras del zacatecano. De hecho, esa gran estructura se ha desplegado a lo largo y ancho del país.

Ricardo Monreal es un actor diferente al clásico político. Es decir, su personalidad lo hace distinto a los demás. Ahí están, por ejemplo, los discursos que ha pronunciado en la propia tribuna del pleno en el Senado de la República. Su liderazgo, en ese sentido, impone respeto porque, además de ello, esa admiración y reconocimiento se lo ha ganado a lo largo de su carrera política. Basta recordar casos o coyunturas legislativas que, a pesar de la presión, el coordinador de los senadores de Morena, votó a conciencia.

Se requiere personalidad, y sobre todo coherencia. No fue fácil aguantar la presión cuando votó en contra del plan B en materia electoral. Pero lo hizo, todos sabemos, porque la minuta que llegó de San Lázaro tenía puntos claros de inconstitucionalidad. Eso lo declaró, y además le entregó una lista al Secretario de Gobierno, donde subrayó punto por punto. En ese sentido, Monreal tomó una decisión congruente, más que política. Sin embargo, reafirmó su independencia y autonomía para emitir un juicio o criterio.

Esa es, en estos tiempos, la personalidad que toman en cuenta todos los sectores sociales que se identifican con Monreal. Se llama empatía y conexión por todo lo que envuelve la figura del coordinador de los senadores de Morena. Tiene, entre muchas virtudes, una capacidad impresionante de convocatoria por el estilo propio, lo que genera ese interés no solo dentro de la expresión lopezobradorista, sino de otras manifestaciones políticas que ven a Ricardo Monreal, como el personaje ideal para conducir al país.

Y no solo porque supera toda expectativa, sino por su probada sagacidad en los rubros políticos. De hecho, Ricardo Monreal recurre siempre a su instinto. Sabe conducir los temas de la agenda y, lo mejor de ello, es que propone vías de solución. Se trata, ni más ni menos, de la personalidad perfecta, aspecto que le favorece a comparación de los demás aspirantes por la silla presidencial. O sea, Monreal no necesita asesores extranjeros como otras corcholatas para manejar sus emociones y lenguaje corporal.

Su naturaleza es así: franco, directo, coherente, elocuente; incluso, esas cualidades que los describen son su mejor carta de presentación. Por eso no hay, en este momento, alguien semejante a los atributos de Ricardo Monreal. Nadie. Y no solo son esos rasgos a su favor, sino su simpatía y la gran conexión que provoca con la gente.

Me ha tocado observar, por ejemplo, que la sociedad vive un gran fervor cuando el zacatecano es invitado a los eventos públicos. En ese ímpetu, la ciudadanía se desborda para tomarse la fotografía con él; le hacen solicitudes y, lo más importante de ello, lo empujan para que siga adelante en este proceso interno de Morena. Saben que, en ese sentido, le ha tocado vivir la dura etapa de la segregación que llevan a cabo desde las más altas esferas del poder, pero también, en algunas entidades donde los gobernadores se han negado a recibirlo. Sin embargo, su rebelión con causa le ha permitido ganar más adeptos a su favor; eso se nota en cada visita a distintos puntos del territorio nacional porque es el único de los aspirantes a suceder al presidente López Obrador que propone.

Cuenta con un proyecto de nación a partir del 2024, no solo porque tiene una vocación de servir al país, sino porque posee una noción muy clara de los mecanismos que hay que poner en marcha para atender los retos mayúsculos que todavía enfrenta México.

El común denominador es profundizar las políticas públicas del país dado que dispone, desde hace muchos meses, de un proyecto de Reconciliación compuesto por directrices para que el funcionamiento de las instituciones del estado, tengan relevancia positiva. De hecho, Monreal ha sabido aprovechar su experiencia y madurez para alimentar ese programa de gobierno; asimismo, la propia sociedad lo ha ido alimentando y perfeccionando con ideas que, precisamente, surgen de la necesidad.

Para llevar a cabo todo eso hay que tener un amor profundo por el país. En ese sentido, Ricardo Monreal es el único que se ha forjado en la cultura del esfuerzo. Tiene más de 45 años ininterrumpidos como servidor público donde ha sabido sostenerse de pie pese al diluvio. Dicho en otras palabras, el coordinador de los senadores de Monreal es, en este momento, el presidenciable que más pasión y entrega demuestra a nuestro territorio.

Todo ello es por el efecto Ricardo Monreal, aspirante presidencial de Morena, que tiene una probabilidad muy alta de convertirse en el sucesor del presidente López Obrador.

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