STAFF/@michangoonga
Fue a principios de noviembre, que en la Ciudad de México fue detectado el primer contagio por la subvariante de Ómicron BQ.1, misma que en Alemania fue bautizada por usuarios de redes sociales como “perro del infierno”. A partir de entonces, se han diagnosticado ya 95 casos en diversos estados del país.
Hasta el momento, Yucatán es la entidad que más casos ha presentado, con 85 diagnósticos positivos para esta sub-variante. Las infecciones por estos sublinajes de Ómicron se mantienen en constante aumento en Estados Unidos y Europa, por lo que seguramente en nuestro país también observaremos esa tendencia.
¿Por qué se le llama “Perro del infierno”?
Este nombre hace alusión a la mitología griega, específicamente a “Cancerbero”, que era el perro del dios Hades. El canino, de tres cabezas, custodiaba las puertas del infierno, para que los muertos no pudieran salir y los vivos no pudiesen entrar. Internautas dieron ese apodo a la sub-variante de Ómicron, debido a que según los expertos, será difícil escapar de ella, ya que presenta una habilidad notable para evadir el sistema inmune. De hecho, los estudiosos del COVID-19 han indicado que en enero del 2023, más del 80% de los casos que se presenten, serán ocasionados por el “perro del infierno”.
La buena noticia, es que, al igual que Ómicron, sus síntomas son fastidiosos, pero no letales, pues hasta el momento no hay evidencia de que sea más grave que otras variantes. Así que, aunque el apodo suene terrorífico, ¡no hay que entrar en pánico! Sin embargo, es prudente seguir las medidas adecuadas para prevenir contagios, pues ¿a quién le gusta tener fiebre, tos de perro, dolor de cabeza y cuerpo; diarrea y problemas para respirar?
Así que ya sabes… aunque en México las medidas sanitarias se relajaron hace bastante tiempo, es aconsejable retomar el uso de cubrebocas y lavado frecuente de manos.
