Los mayores de 60 tienen mínimas posibilidades de una oportunidad de trabajo
STAFF/ Eliza Flores-@eliz_ffp
Podríamos decir que existen dos tipos de abuelitos trabajadores: los que disfrutan de su empleo, son felices y gozan de buena salud; los demás son los que se encuentran obligados a laborar por necesidad económica, los que deben generar ingresos, aunque su estado de salud se encuentra sumamente deteriorado.
Los abuelitos que se ven obligados a continuar con una vida laboral, por lo general durante toda su vida realizaron actividades físicamente desgastantes y carentes de seguridad social como lo son los trabajos agrícolas, comercio informal o servicios domésticos, trabajos que en su mayoría siguen realizando.
Estos grupos vulnerables se ven golpeados por las escasas oportunidades de educación durante su vida, personas que cuando fueron niños o adolescentes el sistema educativo era de bajísima calidad o inexistente en sus comunidades. Este factor redujo considerablemente la posibilidad de acceder a trabajos con prestaciones que garantizaran su futuro.
También existen los adultos mayores que reciben una pensión, sin embargo, estas son insuficientes para cubrir sus gastos cuando los problemas de enfermedades implican gastos médicos que los servicios de salud no respaldan. Muchos de los abuelitos que veíamos trabajar como “cerillitos” se encontraban en esta situación, ahora en este tiempo de pandemia los abuelitos trabajadores han tenido que abandonar estas fuentes de ingresos para “cuidar aún más de su salud”.
Las personas mayores a 50 años son pocas veces consideradas como candidatos a una plantilla laboral, las que ya cuentan con más de 60 tienen mínimas posibilidades de una oportunidad de trabajo, ya que se cree que tienen un “cansancio intelectual” que no les permite realizar las actividades de una manera idónea para los estándares de las empresas.
En México desde hace unas décadas han existido programas sociales que buscan proteger la salud, integridad y dignidad de los adultos mayores, en la actualidad funciona el comúnmente llamado “65 y más”, donde pueden acceder a una ayuda económica todos los mayores a 68 años en zonas urbanas y mayores a 65 los que viven en zonas indígenas.
Sin embargo, existen abuelos que no son candidatos para este programa, toda vez que no cuentan con la documentación suficiente para poder ser parte del “65 y más”, ya que no cuentan con el dinero suficiente para tramitar una simple acta de nacimiento o que de plano es inexistente porque nunca han sido siquiera registrados.
