La Teoría Del 99/1
A las élites les ha servido bastante el hacernos creer que la división del país es 50/50 (Chairos y fifís), pero la realidad económica es otra: El 1% de la población ostenta el poder en todos los ámbitos y el 99% restante los observamos de lejos
By: Estrellita Fuentes
Ésta no pretende ser una teoría estadística, sino una analogía a partir de la estadística, y consiste en una reflexión personal que he venido redondeando últimamente sobre cómo funciona nuestro país en general.
Nos han hecho creer que como mexicanos estamos divididos en 50-50, es decir, chairos y fifís, conservadores y liberales, etc., cuando en realidad la mayor parte de nosotros estamos circunscritos dentro del ámbito del 99%; en el 1% colocaría a las élites en el poder: los que ostentan multimillonarias fortunas, la clase política verdaderamente poderosa, las trasnacionales, los grandes capos, y así.
El 1% al que me refiero, vive de la plusvalía del 99% y son quienes dictan las reglas en torno a la política, la distribución dela riqueza, la interacción de México con el orbe mundial, y las reglas de la etiqueta social. Ellos tienen además un abanico de posibilidades de interactuar en lo que yo llamaría el gran “teatro de las decisiones”, desde opciones de estudio, viajes y vacaciones, menús de comida, vestimenta, autos, amantes, etc. El 99%, no.
Por otra parte, el 60% del 99% no tiene la mayoría de las veces más que una sola opción: hacer una comida al día, si no es que menos; comer una tortilla con frijoles, acudir a una escuela de palitos, agachar la cabeza ante el poderoso, y que el 40% del universo total determine su vida. Esta población quizás nunca sabrá si tiene talentos musicales o numéricos por ejemplo, porque no tiene opciones para descubrirlos y desarrollarlos. La injusticia social consiste en el hecho de que solo por ser humanos deberían de tener las mismas posibilidades de hacer una carrera, estudiar, trabajar, alimentarse y tener tiempo para la cultura y el ocio como el 1%, que es algo de lo que hablaba Carlos Marx en su momento.
En cambio, el 40% del 99% está tratando consciente o inconscientemente afanándose en pertenecer al 1% y ser aceptado. Por eso son tan importantes las marcas y el consumo: la tablet, el reloj, el auto, la ropa, convirtiéndose todo en un circuito aspiracional interminable, que te puede heredar agotamiento, deudas, estreses y frustraciones.
Lo irónico del caso es que el 1% de élite no la pasa tan bien. Tienen que hacer circo, maroma y teatro para conservar sus fortunas y su orden social; están constreñidos en reglas y etiquetas de las que no pueden escapar. Se autocensuran y autoregulan entre sí, y me atrevería a decir que no conocen de la verdadera libertad. Porque no me imagino por ejemplo a un Carlos Slim (con todo respeto) saliendo a comerse unos tacos callejeros sin sus escoltas, y todas las mañanas seguro de que amanecerá con un hoyo en el estómago de enterarse cómo amaneció la Bolsa de Valores para saber si es un poco más rico o un poco más pobre.
En suma: el 100% no sabe de la verdadera libertad y de la equidad.
Pero ¿qué pasaría si el 99% entendiera que están dentro del mismo tinaco y que unidos son más fuertes y pueden sacudir el tablero? O mejor aún, ¿Qué sucedería si el 1% entendiera que si el 99% se desploma, ellos se esfumarían también?
De eso se trata esta elección: en realidad no estamos divididos 50-50, eso es una ilusión. No se trata de morenos contra la Alianza; no se trata de chairos versus fifís; se trata de qué tipo de país queremos, y comenzar a entender de que nadie va a venir a resolvernos lo que no hagamos por nosotros mismos.
Aunque pensándolo bien… tal vez sea muy conveniente para el 1% que todos creamos que la división es 50-50 para que sigamos peleados unos contra otros. Ojalá muy pronto entendamos que somos el 99% quienes tenemos la verdadera fuerza de este país.