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Para evitar que los envases usados de la vacuna contra el COVID-19 sean utilizados por clonadores, quienes podrían aprovecharse de la desesperación de las personas originada por la pandemia, estos son incinerados.
De acuerdo a medios nacionales, el presidente de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias (Unefarm), Juvenal Becerra Orozco, señaló que por lo regular la vacuna contra el COVID-19 es colocada por un médico, por lo que los envases no deberían de terminar en la basura, por lo que no deberían de llegar a manos de los clonadores.
“Regularmente la vacuna contra el COVID-19 es puesta por un médico, por lo que habría menos probabilidad de que los envases o frascos terminen en la basura y sean obtenidos por los pepenadores y así no llegan a las manos de los clonadores”, indicó.
Esto, debido a que los doctores tienen botes especiales para deshacerse de los desechos médicos como son las jeringas, medicamentos y envases de vacunas, los cuales son recogidos para ser incinerados, de acuerdo al representante de las farmacéuticas.
Asimismo, resaltó que la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioTech requiere de una cadena de frío para estar a menos de 70 grados Celsius y tratarse con mucho cuidado, porque en caso de que la consigan en algún otro lugar, como podría ser un tianguis o un mercado, “estarían poniendo en riesgo su vida y podrían morir”.
Y finalmente, recomendó que no compren medicamentos en páginas de internet de dudosa legalidad y “ni en tianguis sobre ruedas de la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y otras entidades de la República Mexicana”, indicó Juvenal Becerra Orozco en entrevista con Forbes México.
