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Diario De Un Foráneo: Esa Cosa Llamada ‘Roomies’

A esas cosas existentes que fueron creadas para cuando quieres volar del nido y ser independiente, pero tu pre$upue$to no e$ $uficiente…

By: Mariano Bolaños Montañez

En algún momento de tu vida todos queremos tener nuestro propio espacio, crear un entorno y ambiente único y exclusivo para nosotros.

Aceptémoslo, tú también planeas tener la intimidad que nunca has sentido; con esto no me refiero a poder hacer el ‘frutifantástico’ sin temor a que haya alguien en tu casa, sino a esa libertad que se siente cuando andas en calzones por la sala, o cuando puedes dar el concierto más épico del mundo mientras haces el aseo sin temor a que te graben y te suban a Youtube.

Pero la realidad es que a menos que tengas la gracia de Dios o una buena influencia allá arriba, tendrás que ir poco a poco antes de que pueda llegar el momento de tener un ambiente propio.

No hay razón para achicopalarse, porque independizarse es algo para lo que se necesita tener un montón de ovarios o buebitos; cada uno sabe sus condiciones y el valor de esos méritos los conoce únicamente quien los gana.

En el caso de la raza ‘estudihambres foráneus’, la libertad e independencia se consigue poco a poco, y la mayoría de esos procesos tienen que ser compartidos con unas cosas bien bipolares que ni con todo el Baygon o Raid del mundo se van de tu casa.

Así es, estamos hablando de Los Roomies: esos seres que como tú, se encuentran en la búsqueda de completar la transición de chavitos mocosos nalgas miadas, a adultos maduros hechos y derechos.

Los roomies son las personas de carne y hueso, hígado de acero, estómago de perro y nulo sentido de responsabilidad, que comparten contigo una casa, depa, cuarto, petate o periódico en la esquina, dependiendo de tus posibilidades.

Generalmente esos entes que le entran macizo a las caguamas adulteradas, son personas que anteriormente has conocido, pero por muchos años de amistad/trato que tengan, vivir juntos va a ser otro boleto completamente diferente.

Existen diferentes tipos de Roomies

El roomie gandalla: En esa categoría están incluídos los compañeros de cuarto que piensan que siguen siendo niños pequeños a los cuales la vida se les va a resolver, la comida se les va a preparar, la cama se les va a tender y la ropa se les va a lavar sola.

El roomie fitnes: Es ese morro o esa morra que su despensa la tiene retacada de atún y proteínas, que de lunes a viernes te l@ topas en el gym mientras tú vas caminando rumbo al puesto de tacos, y que los domingos se levanta a las 6 de la mañana para participar en las carreras del fin de semana.

El roomie-mamá: Este tipo de roomies son todo un caso, es un arma de dos filos; se preocupa por si ya comiste, te dice que te lleves chamarra y sombrilla por si hace frío o llueve, te da apoyo moral… Pero también te regaña cuando llegas tarde, si no respondes tu celular es capaz de convocar a los Vengadores porque en su cabeza piensa que ya te secuestraron, hay gritos cuando no recoges tu cuarto.

El roomie empresario: Es el que no sólo te cobra cuando ocupas algo que él te puede vender, sino que también te lo deja a cómodos pagos como en Elektra y Coppel para que siempre le debas dinero y termines por venderle tu alma…
Si un día te hace falta una rebanada de jamón, él te la proporciona, pero luego te exige un pedazo de arrachera como pago.

El roomie fantasma: Ese que generalmente nunca está en casa, porque a veces no llega, nunca sale de su cuarto, está en su rancho o se la vive en la escuela.

El roomie hospitalario: Ese que usa su cuarto o la casa como hotel para llevar a cuanta gente se le plazca, pensando que vive solo y que puede hacer convevencia cada que se le hinchen.

El roomie fiestero: Es ese especimen que llegando el viernes en la tarde, desaparece del mapa y llega a casa hasta el lunes temprano, y sólo para bañarse e irse a clases; también existe la versión hogareña, y te advierto que en todo caso, tu casa será el centro de las reuniones y pedas.

El roomie familiar: Es la prima, el primo, el tío, la tía, el sobrino, la sobrina, los hermanos, las hermanas, o todo aquél consanguíneo (o amig@-herman@) que tenga la dicha y la fortuna de vivir contigo bajo el mismo techo.

El roomie incómodo y viejo: Ese eres tú, persona de más de 30 años que sigues viviendo en casa de tus padres sin aportar ni un sólo peso a los gastos del hogar… Ya párate para que se te desentuman las nalgas y se te desempolve la cola.

Sea quien sea con quien compartas casa y vida te recomiendo que desde el principio se establezcan ciertas reglas de convivencia; todos deberán tener responsabilidades en casa, o al menos, contribuir a que todo esté chido en las áreas comunes.

Hasta cierto punto, los roomies llegan a convertirse en tu familia: hay veces en las que van a estar ahí para tí, al 100 y acompañándote en las tempestades de esta vida llena de hambre, tareas y alcohol adulterado… Pero otros días van a odiarse a muerte, se pelearán y durarán sin hablarse varios días.

Es importante que antes de mudarte conozcas bien a las personas con las que planeas vivir, pues es como en una relación tóxica: si no anduvieron lo suficiente y ya se juntan antes de tiempo, las cosas podrían terminar muy mal.

Sea cual sea tu situación, trata de ponerle buena cara siempre a tus amigos, compañeros, o simplemente conocidos con los que compartas hogar; recuerda que cada una de las vivencias que hoy tengan, será una experiencia y anécdota el día de mañana.

Sé muy cuidadoso también con quién metes a tu casa, y ten muy presente que todos tienen un objetivo en común, así que traten de hacerse la vida lo más ligera posible… Quién sabe el día de mañana en qué condiciones vuelvan a coincidir.

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