COLUMNEROS

Hablemos de …“La Extinción De Los Fideicomisos Públicos ¿El Arte De Desaparecer Dinero Del Pueblo?”

By: Saúl Mora

“Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira”

Mahatma Gandhi

Tercera Parte

EFECTOS DE LA EXTINCIÓN DE LOS FIDEICOMISOS FEDERALES

Del ejercicio de la mayoría de los fideicomisos no se rendían cuentas, ni se retornaban recursos no ejercidos a la Tesorería de la Federación al término de cada Ejercicio Fiscal, o en su caso, la renovación anual de los mismos, como esta reglado en la administración pública federal, los seguían acumulando y ejerciendo de forma discrecional y sin ser revisados, un ejemplo claro de ello es que del 2013 al 2019, existe un sobre ejercicio de recursos que va del 300% en el año 2013, hasta el 600% en el 2018, por encima de los recursos asignados en sus respectivos presupuestos anuales, esto, sin que rindieran cuentas a nadie y sin ser fiscalizados; todo esto, habiendo tanta necesidad de recursos en otras áreas del Gobierno Federal.

En el tema bajo estudio debemos recordar como en muchas otras cosas, que ni todo lo que brilla es oro, ni todo lo que huele mal es basura, como ya quedó explicado párrafos antes, de 375 fideicomisos, se decretó la extinción solamente 109, es decir, aquellos que de acuerdo al diagnóstico obtenido se consideró necesaria su extinción por interés público, acorde a las facultades que a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público le confiere el artículo 9° segundo párrafo de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.

De lo expuesto en esta y anteriores entregas se obtiene que, no todos los fideicomisos se extinguirán, sino solamente aquellos innecesarios o de dudoso manejo, los que sí son necesarios y benéficos para la población serán manejados ahora de manera directa por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en unos casos, y en otros, por la Tesorería de la Federación, lo que en teoría simplificaría su trámite, llegando más pronto, de manera directa y sin intermediarios a su destinatario final, por lo menos es el fin que se persigue, de acuerdo a lo declarado por las autoridades federales de la materia, similar al manejo de los diversos programas de asistencia social.

Dos de los fideicomisos más criticados, de los que se extinguieron, son el destinado para la investigación y la educación del CONACYT y el otro para desastres naturales (FONDEN III); diversos medios de comunicación han hecho pensar a las masas, sin sustento legal alguno, que desaparecieron los recursos de dichos fondos; lo cierto es que lo único que se extinguió fue el instrumento jurídico bajo el cual se operaban los recursos de estos fondos, pero no significa que se hayan desaparecido los recursos que amparaban y tampoco que ya no se vayan a otorgar, sino que simple y sencillamente, según el Gobierno Federal, ahora se manejaran desde la Tesorería de la Federación, en forma directa hasta el destinatario final, es decir, que los beneficiarios seguirán recibiendo sus apoyos y subsidios pero sin intermediarios, lo que se supone hará más ágil y sencilla la transmisión de dichos recursos, similar a lo que ocurre con otros programas de asistencia social en otros rubros, en los cuales, se eliminaron a los intermediarios que generalmente respondían a intereses políticos, de diversas banderas y colores, disponiendo de ellos a su antojo y calificando según sus pretensiones a quienes sí darles el apoyo y a quienes no, según sus añejas prácticas; por supuesto que esto no quiere decir que con éste cambio, el manejo de ese numerario ahora vaya a ser transparente, siempre existirá ese riesgo sin importar colores, pero lo importante es que ahora les llegue un beneficio a personas que antes de ninguna manera podrían acceder a ellos, y ojalá que también lo sigan recibiendo aquellos que de verdad lo necesitaban, esto es justicia social.

Por otro lado, es evidente que la operación de estos fondos a través de una institución financiera implicaba costos financieros y administrativos, los que ahora deberán significar un ahorro para el Gobierno Federal porque al ser operados de forma directa, sin intermediarios, estos recursos deben alcanzar para más beneficiarios, porque las instituciones financieras que los manejaban, obtenían rendimientos financieros, es decir, producían una utilidad para estas, sin ninguna necesidad, pues el Gobierno Federal los pudo haber operado, pero eso significaba un manejo más transparente, menos oportunidad para maniobrar al antojo, capricho y propósitos de funcionarios en turno, y así, ya no era negocio, y no eran 3 pesos los que manejaban.

Continuará...

M.A. SAÚL MORA PADILLA

TITULAR DEL DESPACHO JURÍDICO CONTABLE

SMP Y ASOCIADOS CONSULTORES S.C.

Contadores Públicos y Abogados

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