STAFF/Enviada-Eliza Flores/@michangoonga
Cientos de mujeres llegan a dejar ayuda al refugio para mujeres “Ni Una Menos”, en la Ciudad de México; estar ahí es como vivir dentro de una barricada de guerra. Entre todos se apoyan: “¡Hey manita, llévate eso para allá!”, es la frase que más se escucha; las despensas que llegan como aportación de la ciudadanía son innumerables.
Con cadenas humanas en el interior del edificio se empiezan introducir todas las bolsas que vienen con latas, pañales, leche, arroz, té y todo lo que hay en las despensas de las casas.
En un cuarto que se habilitó, se acomoda todo minuciosamente, se separa por categorías todo lo que es recibido, para que por las mañanas sea más fácil empezar a armar las despensas, que se van entregando a todas las mujeres que llegan a pedir ayuda.
De nueve de la mañana a 12 del día se entregan cientos de despensas surtidas el papel sanitario y las toallas femeninas, son de los artículos más solicitados; la leche, el azúcar, el café, el atole, la masa para hacer tortillas, son de las cosas que más piden las madres al llegar al módulo de entrega en las afueras del refugio.
Las bolsas con ropa llegan por montones, algunas bolsas vienen marcadas, otras hay que abrirlas y comenzar a separar y doblar para que sea sencillo identificar lo que al final será entregado a las madres que llegan a tocar a la puerta pidiendo auxilio.
Jasu es una joven que llegó desde el primer día de la ocupa, ella viene desde Izcali y se emociona cada que llega un paquete con artículos de papelería, los colores, las libretas y las pinturas son de lo más valioso en el refugio.
