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Diario de un foráneo: Pa’ mamá, pa’ papá… lo que nadie te dice de las clases en casa

Sí, hay varios papás y mamás que están a punto de quedarse calvos de tanta jalada de greña por el estrés y la desesperación de tener que entrar al quite con tareas y ejercicios

By: Mariano Bolaños Montañez

Estamos hoy aquí reunidos… Porque eres una persona chida que vino a abrir este enlace y darse una vuelta por acá pa’ detenerte a leer esto que escribo con todo el love y el kokoro del mundo mundial… Vales mil y chocomil, nunca cambies.

Entrando en materia de esta semana, déjame decirte que, así como destino algunos días para platicar y cotorrear sobre eso que a veces nadie les dice a los estudihambres y foráneos, hoy quiero charlar con las personas que están detrás de todos nosotros, y que de alguna u otra forma, son nuestro mayor soporte: los padres.

No sé ustedes, pero he visto recientemente a varias mamás y papás al borde de un colapso por todas las incertidumbres que está generando este regreso a clases completamente virtual; especialmente para aquellos que tienen bendiciones peques (preescolar, primaria e inclusive en secundaria), son los que más negras se las han visto.

Y es que, aunque a algunos se les facilite mucho, hay otros que tuvieron que empezar a echarle la mano a los profes y reforzar todas las lecciones, clases y aprendizajes que los chamacos no logran comprender al 100 por ciento por sí solos.

Hay de todo en esta senda del señor, y así como hay profes que le echan todos los kilos para que sus pupilos vayan lo mejor aleccionados a pesar de las inclemencias del mundo, hay otros que de plano se pasan, hacen lo mínimo y nomás mandan presentaciones y videos bajados de internet (aplican la de copy-paste).

En todo caso, los papás deben tronarles un cuete en el ‘sin esquinas’ a los segundos y decirles “qué tranza pues, valedor, ponte las pilas”; pero mucho ojo, papás… También varios de ustedes se pasan y quieren que los profes les críen a sus enanos, cuando esa es su chamba. Hasta leí una vez que los maestros deberían pagarles a ustedes, tal cual.

Par favaaaar… Tus chamacos son rollo tuyo, y si su profe le está poniendo esmero a tratar de que tu peque aprenda, lo menos que debes hacer es cooperar y también hacer la chamba que te toca, porque aparte de tu retoño, los maestros cargan con otras 30-40 o 50 bendiciones ajenas.

Es un ganar-ganar en beneficio de los niños. Palomita pa’ esos maestros y padres dedicados, y a los que no, la porra los saluda.

De un momento a otro, los papáceses tuvieron que desempolvar las libretas o echarse un clavado al mundo del internet para acordarse de aquello que hace años aprendieron y que ahora necesitan enseñar.

Lo sé, hay gente que de plano no está iluminada para instruir y se desespera más rápido que Hulk (lo cual no creo que sea malo, porque cada uno tiene sus fuertes y débiles); el detalle es que, si ya procreaste, muy probablemente no tengas de otra y necesites unos tres botes de Dalay para sentarte a hacer las tareas y ejercicios con tus hijos.

A pesar de que no soy papá, gracias a Dios sí tengo a los míos; y déjame contarte que gracias a ellos a veces podía aprender mucho más una hora en la mesa de mi casa, que 6 horas sentado en la butaca de la primaria.

Como sabrás (y si no, te cuento, para que entiendas bien este chisme), soy asmático desde que era peque, por lo que en primaria y secundaria duré largos periodos sin ir a la escuela por estar enfermo… Pero eso no fue impedimento para que yo siguiera educándome.

Cuando por alguna razón debía aprender por mi propia cuenta lo que en la escuela se veía, mis papás se la tuvieron que rifar e ingeniárselas para explicarme de la manera más simple posible algunas cosas que incluso para ellos eran complicadas.

Te contaré algunas de las cosas que recuerdo, pues tal vez te sirvan para adaptarlas a las clases online que se avecinan, y que así tus niños puedan irse lo mejor armados en la vida:

Recuerdo que destinábamos un tiempo, y lo dedicábamos exclusivamente a tareas, repaso y estudiar; no teníamos el celular a un lado, la tele prendida, una plática de sobremesa, ni ninguna otra distracción; recuerdo que siempre me motivaban, y cuando terminaba mis deberes me premiaban con 1 hora de televisión… O como siempre he sido bien tragón, me compraban algún postre, galletas o chocolate.

Efectivamente, en más de alguna ocasión yo no cooperaba y ellos se empezaban a torcer del coraje, y también supongo que no siempre ellos tenían el ánimo de sentarse a apoyarme.

Pero si algo puedo decir es que ellos nunca se desentendieron de que yo aprendiera lo más que pudiera, porque sabían que al final del día esto es lo mejor que me pueden dar… Tiempo.

Así que espero que te esfuerces en entrar al quite y darle todas las herramientas que puedas a esos niños que serán el futuro de México; todos nos estamos adaptando a esta nueva forma de vida, la prueba-error es algo con lo que vamos a trabajar de aquí en adelante.

Cuando te agarre la desesperación y quieras meterte en la tierra como avestruz, piensa todo lo que tus peques te necesitan, y cómo sus logros también son los tuyos. Si eres un papá que se está comprometiendo al 100 en esto, te aplaudo de pie.

A mis papás les doy las gracias por todas esas tardes de machetearle, luego de escribir estas líneas caí en cuenta de que nunca lo he hecho. Así que a ellos y a ti, les doy las más sinceras GRACIAS… No tienen la menor idea del trabajo tan fregón que están haciendo.

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