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Ciudadanos Emergentes… ¿Qué es la Tiranía?

Tiranía es un término que procede de un vocablo griego y que hace referencia al abuso de poder, fuerza o superioridad.

By: Arturo Ismael Ibarra

La tiranía también es el gobierno ejercido por un tirano (una persona que ejerce el poder de acuerdo a su voluntad y sin justicia).

Entre las características que vienen a definir la tiranía se encuentran el que la persona que la lleva a cabo toma el poder por la fuerza, abusa de una manera cruel de ese mencionado poder o ejecuta medidas que llevan a imponer sus criterios de tal forma que genera miedo entre el pueblo. Este se verá atemorizado por la tiranía al tiempo que se empobrece y ve como sus accesos a la cultura quedan minimizados.

Como régimen de poder absoluto, la tiranía supone un uso abusivo del aparato estatal. En la antigüedad, sin embargo, el concepto podía tener connotaciones positivas, ya que había tiranos que eran queridos por el pueblo a base de populismo y demagogia.

Lamentablemente nuestra Historia está cargada de personajes que han ejercido la tiranía hasta límites realmente deplorables. Entre ellos podríamos destacar a los siguientes:

Falaris, tirano de Acragas durante el siglo VI a.C. Ha pasado a los anales de la humanidad por su crueldad sin límites. Buena muestra de ello es que a sus rivales y enemigos, una vez los capturaba, los encerraba en una especie de toro de bronce y allí los quemaba vivos a través de una hoguera que colocaba debajo.

Genghis Khan. Este conquistador mongol también ha sido calificado como uno de los dictadores más horrorosos y sanguinarios. Sus ansías de poder y de hacerse con nuevas tierras le llevaron a exterminar poblaciones enteras, como sería el caso de los 700.000 habitantes que tenía la ciudad persa de Merv.

Hitler. El siglo XX es el que estuvo marcado por este deleznable personaje, abanderado de la supremacía de la raza aria. Los episodios más horrorosos y vergonzosos de ese periodo los protagonizó este líder alemán conocido por poner en marcha los campos de concentración nazi en los que murieron millones de personas.

La noción de tiranía actualmente puede equipararse a diversas formas de dominación y de ejercicio del poder, como la dictadura, el absolutismo, el totalitarismo y el despotismo. Un tirano puede llegar al poder a través de la fuerza (con un golpe de Estado o una revolución), pero también mediante elecciones democráticas.

En este último caso, la llegada democrática al poder no invalida el desarrollo de una tiranía. Más allá de que la elección haya sido transparente, quien ostenta el poder puede convertirse en un tirano con el paso del tiempo a través de medidas que socaven las libertades individuales, restrinjan la libertad de expresión y limiten la oposición política.

Es habitual que un líder sea acusado de tiranía por sus opositores y defendido por sus seguidores. La definición del término no es precisa y exacta, lo que da lugar a diversas interpretaciones.

A nivel general, por último, la tiranía también está vinculada al dominio excesivo de algo sobre la voluntad de las personas. Por ejemplo: “No quiero someterme a la tiranía de la moda”.

Desde el momento en que las personas se convierten en autoridad, están obligadas a ejercer sus funciones en los términos que establece la ley, todo lo que no establece está prohibido; por consiguiente, lo primero que deben consultar son las atribuciones que les concede expresamente la ley para dar, hacer y no hacer, ¿tienen facultades para denostar a sus “adversarios”, para tener “adversarios”, criticarlos, ofenderlos, injuriarlos, burlarse de ellos, calumniarlos? hay que consultar los ordenamientos jurídicos, si estos no  le conceden expresamente esas atribuciones, los están violando.

Es necesario que se entienda, que las personas tienen derechos, y las autoridades, obligaciones.

Las personas tienen derecho a pensar, opinar, criticar e incluso insultar a la autoridad,  tienen derecho a pensar, decir y propagar que es buena o mala, apta o inepta, legítima o ilegítima, eficaz o incompetente, mesiánica o perversa, y de postrarse ante ella, sacarle brillo a su calzado o despreciarla e injuriarla, lo que quieran.

Hay incluso una resolución de la suprema corte de justicia de la nación mexicana, que declara que mentarle la madre al presidente de la república (no a éste sino al que fuere) o a cualquiera otra autoridad, no es un insulto, sino un derecho.

En cambio, las autoridades tienen la obligación de respetar y proteger a las personas, así como de garantizar que se respete su derecho pensar como les acomode, expresarse en la forma que quieran y manifestarse como lo deseen.

Ni las personas están facultadas a ejercer el papel de autoridades, porque si lo hacen cometen un delito, el de usurpación de funciones, ni las autoridades tienen derechos como los de libre expresión y manifestación de las ideas, porque si lo hacen, cometen varios delitos, entre ellos, el de abuso de autoridad.

Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Catedrático de la misma. Preside la asociación civil Bien Común Michoacán, Abogado de Laborissmo, “Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo”. Secretario General del Foro Política y Sociedad.  Maestrante de la Maestría en Ciencias, con especialidad en Políticas Públicas del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Empresarial (INIDEM).

 Correo electrónico de contacto arturoismaelibarradavalos@hotmail.com

 

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