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Ciudadanos Emergentes… ¿Qué es el neoliberalismo?

El neoliberalismo apuesta por un panorama de libertades para el sector privado de la sociedad, minimizando la intervención estatal y apostando por el libre comercio como factor regulador de las tensiones de clase.

By: Arturo Ismael Ibarra

El neoliberalismo, también llamado Nuevo Liberalismo o Liberalismo tecnocrático, es una corriente económico-política asociada al capitalismo, que profesa el resurgimiento de los preceptos promulgados por el llamado Liberalismo Clásico o Primer Liberalismo, surgido en la Europa de los siglos XVII y XVIII.

El neoliberalismo, tanto como su antecesor, apuesta por un panorama de libertades para el sector privado de la sociedad, minimizando la intervención estatal y apostando por el libre comercio como factor regulador de las tensiones de clase.

Si bien esos preceptos generales sirven como punto de partida, la verdad es que el concepto de neoliberalismo hoy en día ha ampliado sus fronteras y no es sencillo de definir en el panorama político y económico contemporáneo.

El neoliberalismo como filosofía económica fue creación en 1930 de un conjunto de académicos liberales europeos, que buscaban una vía intermedia entre el liberalismo clásico, doctrina a la que se atribuía la Gran Depresión y los recientes fracasos económicos de esa década, y la doctrina de planificación económica, que suprimía total o parcialmente las libertades económicas para el mercado.

El término dejó de utilizarse en la década del 60 y reapareció con sorprendente fuerza en los 80, en el contexto de las reformas económicas impuestas por la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, y panificadas por el think-tank norteamericano llamado los “Chicago Boys”.

Desde entonces se le atribuyen las posturas de defensa capitalista más radicales, como las implementadas por Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido.

Las usuales políticas neoliberales pueden resumirse en:

  • Flexibilización laboral. Eliminación de restricciones, impuestos y regulaciones a la actividad económica y desprotección de la masa trabajadora en favor de la multiplicación del capital producido por el sector privado.
  • Apertura de las fronteras a los mercados extranjeros y reducción de los proteccionismos al mercado de producción local.
  • Reducir la oferta de dinero circulante, a veces a través de un aumento en las tasas de interés, para prevenir posibles devaluaciones y mantener la inflación cercana a cero.
  • Trasladar los impuestos de la producción, renta personal y beneficios empresariales al consumo.
  • Reducir al mínimo el gasto público y fomentar la movilidad de capitales.
  • Apostar por un efecto de derrame económico a través del crecimiento total de la producción.
  • Fomento de la iniciativa privada y privatización de empresas estatales y servicios públicos.

Los reproches históricos al neoliberalismo son numerosos y dolorosos, sobre todo los nacidos a partir de las dictaduras militares latinoamericanas de mediados del siglo XX, cuyo carácter sangriento y cruel tuvo un costo elevadísimo en vidas humanas y tiñó la doctrina neoliberal de un aura perverso.

Por otro lado, la década del 90 representó en muchos países el fin del ensueño neoliberal, cuando la sensación de inmediata abundancia que arrojó la privatización de amplios sectores Estatales dio paso a las medidas de ajuste tarifario en un contexto de depresión, devaluación y pobreza. Esto fue particularmente notorio en el caso argentino y venezolano, por citar dos ejemplos.

También se ha acusado al neoliberalismo de expandir el control de organismos internacionales parciales, como una forma de favorecer la inversión corporativa y trasnacional de empresas estadounidenses y europeas en amplios sectores del Tercer Mundo, convirtiéndolo en una maquila empobrecida de la cual lucrarse y repatriar las ganancias a sus respectivas naciones, lo cual genera a la larga mayor exclusión y profundiza la brecha entre el mundo desarrollado y la periferia.

La privatización, traspaso jurídico-económico de empresas y bienes públicos a manos privadas, es una de las prácticas más polémicas de la doctrina neoliberal contemporánea. La privatización de servicios básicos (agualuzteléfono, transporte), Universidades y empresas de interés social, suele hacerse en pro de la diversificación del sector, cuyas capacidades para competir con el Estado suelen siempre verse favorecidas, resultando en un monopolio estatal.

Es, sin embargo, un gesto doloroso para la comunidad, que debe empezar a pagar por algo que normalmente era gratuito o casi gratuito.

No son sinónimos la privatización y la capitalización de empresas públicas, en la que se da cabida a inversionistas privados para reflotarla financieramente, ni la transnacionalización, que coloca en manos privadas extranjeras los bienes y servicios públicos locales. Aunque a menudo una cosa pueda conducir a la otra.

Se atribuye al estudioso alemán Alexander Rüstow haber acuñado el término neoliberalismo en 1938, durante su disertación en un coloquio económico.

El académico lo proponía como una combinación de fuerte presencia estatal y economía de libre mercado.

Sin embargo, su difusión en el mundo hispano y en el de las ideologías izquierdistas se dio de la mano de los horrores de la década de dictaduras de derecha latinoamericanas, financiadas y promovidas ideológica y políticamente desde Estados Unidos, en su mayoría. Eso hizo que el término ingresara a la jerga política de la mano de la derechización de las sociedades.

Existen, sin embargo, otros usos históricos del término, como el movimiento estadounidense surgido en 1981 y de corte izquierdista, cuyo vocero era el periodista Charles Peters y sus políticos más influyentes fueron Bill Clinton y Al Gore.

Si bien inicialmente el término designaba una convivencia entre un Estado robusto y una economía de libre mercado, en la actualidad los preceptos políticos y económicos asociados al neoliberalismo pueden resumirse en la disminución de la participación del Estado en materia económica, a través, principalmente, del recorte del gasto público y la privatización (reemplazo con iniciativas del sector privado).

Esta doctrina ha sido fuertemente vinculada con el mundo tecnocrático y corporativista de las grandes trasnacionales, ya que la mayoría de sus medidas se dictan desde organismos ajenos a la comunidad de las Naciones Unidas, como el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y sobre todo el Fondo Monetario Internacional, a los cuales se ha acusado de proteccionismos y favorecimiento de las empresas norteamericanas internacionales.

La dimensión geopolítica mercantilista inherente a la práctica del neoliberalismo desde mediados del siglo XX, al menos en lo comprendido como doctrina macroeconómica y abiertamente tecnocática, constituye su principal distancia respecto al modelo clásico, dado que no es necesariamente un sinónimo de mercado libre, sin trabas ni favoritismos sectoriales de ningún tipo, sino una maquinaria política, económica y estratégica de favorecimiento de ciertas burguesías internacionales y que a menudo se ejerce de la mano del imperialismo militar, económico y cultural.

Las organizaciones sociales populares, los partidos de izquierda y las organizaciones políticas que hacen vida bajo la bandera del socialismo y el comunismo, son los grandes detractores de la filosofía neoliberal. También se le oponen sectores críticos del capitalismo, que la acusan de ser imperial y corporativista, y los sindicatos laborales que ven en sus principios de flexibilidad laboral el fin de derechos adquiridos tras arduos años de lucha y reivindicaciones.

También es cierto que, dada la naturaleza incierta del término, muchos liberales se opongan a los organismos típicamente neoliberales, acusándolos de ser entes burocratizantes, injerencistas e inútiles. A las pequeñas burguesías locales, a fin de cuentas, el componente corporativista del neoliberalismo les resulta tan dañino como pueden serlo los monopolios estatales.

Usualmente se habla de neoliberalismo para referirse también a: Neomercantilismo (proteccionismo nacional de exportación), Corporativismo (protección estatal a grupos económicos cerrados y privados), Anarcocapitalismo (eliminación del Estado pero no de la propiedad privada), Monetarismo neoclásico (retorno al liberalismo clásico), Socioliberalismo (socialdemocracia + gobierno progresista), Minarquismo (reducción al mínimo de los poderes estatales).

Nuevas voces han surgido en la última década para elevar su protesta contra los planes de política neoliberal y contra el imperialismo corporativista. Muchas de ellas, además, de países tradicionalmente destruidos por las dictaduras de derecha del siglo XX, como el eje suramericano encabezado por Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) y Néstor Kirchner (Argentina). Y ahora en México por López Obrador.

Sus respectivos discursos han hecho eco en el llamado Primer Mundo, a menudo dispuesto a rápidas movilizaciones como las de los denominados “indignados” en España y Europa, o las protestas en Estados Unidos que condujeron al Occupy Wall Street. Se dice a menudo que el siglo XXI ha presenciado un cierto hartazgo político económico que contrasta con la sensación de éxito capitalista con que abrió la década de los 90, una vez derrotada la Unión Soviética al final de la Guerra Fría.

Sin embargo, muchos de los gobiernos populistas latinoamericanos que sostuvieron el estandarte del anti-neoliberalismo se encuentran hoy en aprietos sociales, políticos y económicos, siendo el caso más dramático el venezolano, con márgenes de pobreza y escasez que ponen en entredicho el discurso desarrollista del Gobierno, que se tambalea tras casi década y media de un mismo partido en el poder.

Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Catedrático de la misma. Preside la asociación civil Bien Común Michoacán, Abogado de Laborissmo, “Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo”. Secretario General del Foro Política y Sociedad.  Maestrante de la maestría en ciencias, con especialidad en Políticas Públicas del instituto Iberoamericano de Desarrollo Empresarial (INIDEM).

 

Correo electrónico de contacto arturoismaelibarradavalos@hotmail.com

 

 

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