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CinemaDude… Del Cine Aprendí

Los estadounidenses son los mejores, basta ver cualquier película para darse cuenta de ello. Los gringos derrotaron a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, evitaron que los soviéticos aniquilaran la democracia durante la Guerra Fría; y si fuéramos amenazados por seres de otro mundo, ellos son quienes nos salvan.

By: Héctor García 

En Troya el héroe griego Aquiles lucía igual a Brad Pitt, en Gladiador los habitantes de la antigua Roma se comunicaban en un perfecto inglés, en G.I. Joe el mejor artemarcialista es estadounidense; y en Francotirador cuando un iraquí habla, no importa lo que está diciendo, solo escucharemos una sucesión de sonidos ininteligibles en árabe, persa o lo que sea que hablen.

Las películas expresan formas de pensar. Si se quiere que una película sea taquillera, la forma de pensar contenida en la película debe ser acorde a la de la mayoría del público pues por lo general no nos gusta que nos cuestionen la manera en que vemos el mundo.

Por eso, una película hecha en Estados Unidos por lo general apela a la manera de pensar del habitante promedio de ese país: el bien triunfa sobre el mal, el villano termina muerto o en prisión como justo castigo por sus crímenes, si los héroes cometen ilícitos, éstos se encuentran justificados porque persiguen un bien mayor, etcétera.

¿Qué pasa cuando esos productos cinematográficos que tienen impresa la ideología estadounidense son las películas más vistas del mundo? Pues los espectadores asimilan esa ideología en mayor o menor medida, dependiendo de qué tanto choca con su propia manera de pensar, confirmando o cuestionando su manera de ver el mundo.

Pues bien,  el test de Bechdel es una prueba que mide la presencia de la mujer respecto a la del hombre en los productos culturales y consta de tres puntos: 1) que la película incluya al menos dos personajes femeninos, 2) que éstos aparezcan juntos a cuadro y hablen entre sí y 3) que la conversación no trate acerca de hombres.

Si una película no pasa este test, lo más seguro es que, de haber mujeres, éstas sólo son personajes ornamentales de una historia que gira alrededor del protagonista masculino.

Resulta que la mayoría de las películas no pasan este test. Es decir, que en la mayoría de las producciones cinematográficas los protagonistas son hombres y los personajes mujeres cubren papeles poco relevantes para la historia.

¿A dónde voy con esto? Bueno, hace unos párrafos les dije que el cine expresa formas de pensar y que esas formas de pensar confirman o cuestionan la forma de ver el mundo del espectador. Si alguien que vive en una sociedad donde las mujeres no son escuchadas, es posible que la mayoría de las películas, donde los protagonistas son hombres, al menos inconscientemente le hagan justificar esa situación.

Así, el cine que apela a la mayor cantidad de personas, el de consumo comercial masivo, puede ser un factor conservador, que se limita a confirmar la manera en que entendemos cuál es el papel que desempeñan las personas en la sociedad; de ahí que es importante que cuando veamos una película, no nos quedemos con el mensaje evidente o inmediato, sino que estemos dispuestos a criticar la manera en que nos describen las relaciones sociales.

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