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Razones del desaseo jarista // By @edi_changoonga

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Por Edi la Editorial

El proyecto de Jara no era ser gobernador, acaso nomás terminar su rectorado y postrarse luego en el exclusivo y reservado olimpo de investigadores nicolaitas que cobran bien, pero que en términos generales producen poco, de ahí que su efímero paso por la gubernatura no tuviera el cuidado administrativo en las formas burocráticas que hoy le persiguen y eso que es buen corredor.

El error jarista (por influencia castillista) fue renovar casi la totalidad los cargos públicos como si el suyo fuera un gobierno de sexenio, perdiendo con ello la secuencia y el orden administrativo que, para bien o para mal, ya estaba planificado para ejecutar el proceso de entrega-recepción al ganador de la siguiente contienda electoral.

Y como a Jara le cayó de sorpresa la propuesta de ser gobernador, accedió casi sin pensarlo. Pareciera que lo importante no era hacer un corto y buen gobierno de transición, sino engordar currículum y pasar simplemente en los anales de la historia como un gobernador priísta.

Salvador Jara no puede poner de pretexto que no contaba con recursos pues el cargo le cayó a medio periodo del 2014 (cuyas culpas compartirá con Fausto Vallejo) y todo el 2015, cuya responsabilidad es total y absolutamente de él, y es ese periodo el que se cuestiona.

Finalmente, Salvador Jara se enfrenta hoy al escrutinio de la Auditoría Superior de la Federación, cuyas investigaciones al corte del 2015, resultan ser de las más observadas y desaseadas en la historia reciente del estado de Michoacán.

Salvador Jara demostró varias veces ser un buen corredor pero, en esta maratónica carrera, bien podría ser alcanzado una vez que se le acabe el protectorado castillista.

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