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MARCHANDO COMO CIVIL/ By @Oswaldisimo

Por: Oswaldo Calderón

Ha pasado la marcha gay en su versión nostálgica impositiva del 2013 y con ella se fueron muchos de aquellos que sólo vinieron a pasar un fin de semana de recatada frivolidad o lujuriosa oportunidad que puede brindar una ciudad tan pecadora y doble moralista como nuestra multipremiada Tenochtitlan. El domingo, un día después de la marcha, en Zona Rosa sólo quedaba el vestigio de la inmoralidad asumida entre banquetas con basura, antros clausurados y algún parroquiano en busca de bebidas espirituosas para curar el rumor del día anterior; un domingo donde había más policías y guardianes del orden, que transeúntes. Un domingo inusual para Amberes.

                El sábado, la cita para salir en tropel multicolor y en silencio impuesto, era al mediodía en el Ángel; a esa hora por supuesto, yo estaba en plena orgía con Morfeo, echaba baba en la almohada y entre sueños pasaba el camión de la basura, la señora de los tamales, el del fierro viejo pasó como nueve veces, el del agua unas cinco y el carpintero maltrataba mis castos oídos con su eterna labor; sin pensarlo, el agua refrescó mis ideas y ya despierto sin mácula del día anterior y en metrobus me dirigí a la marcha gay como a eso de la dos y media.

                El contingente marchaba y yo a la altura de la Alameda esperaba a mis amigos; había decidido ir por primera vez a la marcha gay en civil, sin pretensión alguna y ver desde los ojos de un mortal cómo se desarrollaba la joteril comuna multicolor. A mi lado unos policías amedrentaban a una dueña y señora de su propio carro de paletas y refrescos; un policía y después dos y luego tres y así hasta que rodeaban a la pobre mujer al menos media docena de policías, mientras los curiosos tomaban con sus cámaras el evento para después subirlo a la red; algunas locas con gafete y muy atareadas iban señalando a unos y otros ambulantes como perdonando vidas, mientras los policías acudían al llamado de éstos organizadores de la marcha que habían acordado con el GDF, echar a los ambulantes de la marcha.

                               Efectivamente y como señalaron los organizadores de la marcha, habían pocos carros alegóricos y con buen sonido; claro estaba, sólo aquellos que habían pagado la cuota por marchar. El negocio y los dados estaban echados, hasta un carro del PRD con la foto de un candidato andaba muy orgulloso por Eje Central; tanto en este carro como en toda la marcha hubo bebidas alcohólicas y locas, travestis, dragas, leders, gogos, disfrazados, encuerados, delegaciones de provincia, activistas, corporactivistas y pocas consignas; la marcha de protesta como se había anunciado, era como debía ser en un sentido amplio y diverso, y no como lo habían concebido los organizadores, de imposición y estúpida doble moral.  No se puede gobernar sobre las pasiones de los hombres.

                Dejando Madero y pisando la plancha del Zócalo, cientos de policías se dieron a la tarea de detener a todos aquellos que llevaban bebidas alcohólicas o estaban visiblemente borrachos; es decir, durante toda la macha, no detuvieron a nadie de los marchosos, pero ya en el primer cuadro de la Ciudad, comenzó la labor de trepar en las patrullas y de forma agresiva y prepotente a los orgullosos marchosos, todo en complicidad con los organizadores de la misma; porque en su propios términos, esa entre muchas, fueron las funciones y acciones que pactaron con el GDF; para mayor erotismo, actuaban como policía de a paisano. Espero que el GDF haya pagado bien sus esfuerzos, como policía-organización-secreta al servicio de la buena moral y las buenas costumbres, y por supuesto del Estado.

                El evento del Zócalo parecía más el evento organizado por la maestra Lulú de quinto grado para el festejo del día de las madres en el quiosco de algún pueblo incivilizado. Conductores con la facilidad de palabra de un castrense, artistas que sólo conocían en su rancho y un concierto a ritmo de cumbia que no escuché, ni tampoco nadie porque la bendita y oportuna lluvia,  nos apartó del tormento musical y mala organización de la marcha. A Dios gracias que Eugenia León no tomó en serio a estos sicarios joteriles y dueños de la marcha; si hubiéramos seguido su ejemplo nos habríamos evitado estar en la peor marcha jamás organizada.

                En fin, “el que mucho abarca, proco aprieta”; esperemos que el próximo año la marcha no siga en manos de los poco profesionales y con malas intenciones que organizaron la de este año. La marcha es de todos.

Como siempre espero y agradezco sus comentarios.

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Actor de la vida, intérprete de mis sueños, drag queen por terquedad, escritor sin fama, ensayista sin futuro, cuentista a ratos, poeta fracasado, pero principalmente buen hijo, mejor amigo y con fecha de caducidad. Mi espacio personal: http://vampirujeando.blogspot.mx/ , Espacio literario dedicado a la diégesis de la vida y la narrativa vital de cada individuo; la poética urbana y sus personajes citadinos formaran parte de la dramaturgia coloquial; al final las historias metropolitanas serán las protagonistas del cuento de nunca acabar.

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