COLUMNEROSOTROS

Rebelde a los 15… Cuando ni la escuela es segura

Kendrick, el 7 de mayo en Colorado, intentando noquear al tirador; le faltaban tres días para graduarse. Steve, en el tiroteo de Columbine el 20 de abril de 1999, escondido bajo una mesa de la biblioteca. Jamie, corriendo por los pasillos de la preparatoria Douglas en Parkland, el 14 de febrero del 2018. Todos murieron en su escuela.

By: Itzia Ramos

ITZIA

Jamie, 14. Siempre buscaba a quien no tenía amigos para hacerle compañía. Alegre bailarina, soñaba con ser terapeuta y madre.

Kendrick, 18 años. Era miembro del equipo de robótica de su escuela, donde había recibido varios premios.

Steve, 15. Le encantaba jugar fútbol y las películas de Star Wars, de las que se sabía todos los diálogos.

¿Qué tienen en común estas 3 personas, además del rango de edad? Todas murieron en su escuela.

Kendrick, el 7 de mayo en Colorado, intentando noquear al tirador; le faltaban tres días para graduarse. Steve, en el tiroteo de Columbine el 20 de abril de 1999, escondido bajo una mesa de la biblioteca. Jamie, corriendo por los pasillos de la preparatoria Douglas en Parkland, el 14 de febrero del 2018.

Ha pasado casi un año desde que escribí una columna sobre este tema, y nada ha cambiado más que el número de víctimas. Pensé en enfocarme sobre otro tema hasta que encontré un reportaje de BuzzFeed sobre el último tiroteo en Highlands, Colorado, donde una alumna compartió vídeos y fotos de su experiencia.

Lillian tiene 15 años, igual que yo, y para el día del incidente ya había participado en 50 simulacros de un tiroteo. La generación estadounidense nacida después de Columbine ha crecido con esta realidad sobre sus hombros: cualquier día podrías no regresar. El protocolo está grabado en sus mentes igual que las partes del cuerpo humano o la división; para quienes aun no saben ni leer, en canciones y rimas.

Al final del día estas personas ya no están con nosotros, no son las únicas y no serán las últimas. ¿Y saben por qué? Porque no hacemos nada para detenerlo.

Hoy no hablo con una confianza certera o con un ligero disgusto, hoy hablo con rabia. ¿Cómo se supone que seamos el futuro si nos siguen quitando compañerxs? No voy a mantener la calma, no voy a decir «un tiroteo más» y voy a seguir con mi vida; no quiero quedarme de brazos cruzados como las personas que podrían cambiar las cosas allá, al menos no sin antes haberle gritado al mundo que esto NO está bien. Que no se puede convertir en la nueva norma. Estoy cansada de ver a padres y madres llorando por no haber abrazado lo suficiente a sus hijos, adolescentes traumados porque vieron a sus mejores amigos morir desangrados en el piso de su escuela…

Dejen de rezar y comiencen a escuchar, porque aún con diferentes nacionalidades, como generación tenemos mucho qué decir. Y si alguien ahora me escucha, quiero que intente comprender por un minuto. Quiero a este asunto como algo ajeno porque no lo es, todxs conocemos a adolescentes que bien podrían tomar el arma o morir por ella. Así que prevén la sobreexposición de este grupo de edad hacia actos violentos o a grupos que puedan incitar a estos, enséñales que la violencia nunca es un juego… y por favor, por favor, abre las vías de comunicación, hazles saber que no están solxs.

Porque de todos los atacantes en los últimos 20 años, por lo menos a uno le habría servido haber escuchado eso.

Reportaje de BuzzFeed: https://www.buzzfeednews.com/article/tasneemnashrulla/colorado-stem-highlands-school-shooting-texts-video-lockdown

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y de los tacos al pastor con piña. Escribe poesía en sus tiempos libres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba