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Diálogos: Morelia. Resignificación de la izquierda como gobierno

 

Primera de dos partes

By: Mario Ensástiga Santiago

Vaya esta colaboración por la sentida partida de Luis Cisneros, “El llanero solitito”, artista teatrero luchador de las mejores causas del pueblo.

 

Desde que en 1989, justo en el año de la caída del muro de Berlín, Francis Fukuyama destacado politólogo estadounidense de origen japonés, escribió el artículo titulado ¿El fin de la historia? y en 1992 el libro “El fin de la Historia y el último hombre”, donde en términos generales aseguraba que ante el fracaso del socialismo la única opción era la democracia liberal, tanto en lo económico como en lo político, argumentos que aseguraban el fin de la historia, de la lucha de clases, de las ideologías y utopías.

El triunfo del capitalismo sobre el socialismo y fin de la guerra fría entre Rusia y los Estados Unidos causaron tal impacto en las izquierdas del mundo, particularmente en América Latina que las desmoralizo, paralizo y confundió a tal grado que buena parte perdió la brújula y rumbo, cayendo en la conclusión de que había que “renovarse o morir”, dejar en el pasado muchas cuestiones organizativas, ideológicas y políticas que demostraron su inviabilidad, como el partido de la clase obrera, la dictadura del proletariado, la vía armada y violencia revolucionaria, el centralismo democrático, el ejercito popular y la organización de las masas populares, en fin, muchas otras visiones y estrategias aprendidas en buena medida de la doctrinas del socialismo y comunismo internacional, en mucho menor medida a partir de las ideologías y circunstancias nacionales.

Frente ante ello Paulo Freire, destacado teólogo brasileño de la liberación de los oprimidos y la educación popular, afirmo contundentemente que eso era totalmente falso, que la lucha de clases estaba más presente que nunca porque se estaban ahondado las brechas de las desigualdades sociales y económicas entre las personas y naciones pobres y ricas, ese discurso y narrativa había sido construido por la derecha neoliberal internacional, principalmente desde los Estados Unidos para ganar el debate ideológico e imponer sus ideas y nuevas condiciones económicas en la organización del mundo.

En México el caso extremo-que no el único-fue el del PRD, cuando ciertos grupos internos encabezados por lo “chuchos” decidieron buscar otras formas de hacer política sobre el argumento de configurar una Nueva Izquierda, no dogmática, democrática, plural, de alianzas abiertas al futuro, nuevas  formas de organización y lucha, moderna e incluyente, de cara al siglo XXI, visiones, estrategias de un salvajismo pragmático electoral y narrativa que al final de la jornada electoral por la actual presidencia del país, los llevó a lo que hoy es prácticamente un partido testimonial y agonizante.

Una década después de la caída del muro de Berlín, Hugo Chávez en Venezuela inicia la fuerte oleada de las izquierdas latinoamericas de acceso a los gobiernos nacionales en varios países, sumándose a la histórica e inigualable lucha de Cuba; hoy en día, a casi dos décadas del fin de la polarización socialismo y capitalismo, la extrema derecha ha empezado a recuperar terreno en sur América, los casos más preocupantes son Brasil, Venezuela y Nicaragua, sin ser los únicos,  a este respecto Frei Betto, fraile dominico brasileño seguidor de la teología de la liberación, recientemente afirmo que las causas principales de los retrocesos de los gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina, entre otros temas ha sido el descuido de la formación ideológica y política de la sociedad y de las organizaciones populares.

Redefinir y resignificar a la izquierda no como oposición, sino fundamentalmente como o en el gobierno, de manera específica en los gobiernos municipales y otras expresiones de gobiernos comunitarios y locales, es un intento y ejercicio que no me parece una obviedad, ocioso, innecesario y de poca importancia, identificar cuáles son los rasgos característicos y distintivos de la izquierda, debe ser resultado lectura más objetiva de la realidad y por consecuencia más incidente en los procesos de transformación que el país requiere.

Nuestra crítica y autocrítica de la izquierda en la oposición no pueden llevarnos mecánicamente a la conclusión de que los aspectos ideológicos, organizativos, programáticos, políticos y utopías han dejado de ser parte sustantiva de la izquierda y por consecuencia son obstáculos para hacer alianzas y acuerdos con otros grupos no necesariamente de izquierda.

Esta cuestión en mi opinión sería un verdadero error como ya lo hemos podido constatar, sin embargo, es claro en el otro extremo, las actuales condiciones del país y de las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda, están dispersas, fracturadas, divididas y lo que es peor, confrontadas y sin posibilidades de rectificar y unir fuerzas contra no sólo las adversarias, sino contra las que son verdaderas enemigas de los intereses del pueblo.

El aspecto central entonces no son las alianzas con diversos grupos sociales, económicos y políticos, incluso con algunos que en el pasado reciente combatieron rabiosamente las luchas populares y partidarias de las izquierdas, que por circunstancias adversas han sido desplazadas del poder y que por obvias razones les urge no salir de ese circuito o en el mejor de los casos, visualizan un nuevo proyecto de sociedad y país, en este caso un nuevo Morelia; para mi lo verdaderamente importante y estratégico, no es sólo tener la razón, sino también la fuerza social y política para imponerla si fuera necesario, y esto último definitiva y degraciadamente no se puede hacerse sólo con los que mirándonos al espejo ideológico y político, reconocemos que tenemos rasgos parecidos aunque seamos diferentes.

Estos planteamientos sólo pueden ser sustentados, razonados y llevados a la práctica, si se pone al centro el proyecto político de gobierno, y no sólo las estrategias  electorales, un proyecto de gobierno con la claridad de sus componentes ideológicos, organizativos, programáticos y políticos, ese es el asunto central-creo-un proyecto político unívoco e inequívoco, que cierre el paso a las ambiguedades y diversas lecturales e interpretaciones, como en nuestra cultura occidental judeocristiana no practicamos la telepatía, entonces para no jugar al teléfono descompuesto, necesariamente tiene que estar por escrito, sino no, simplemente no existe.

En la segunda parte de esta colaboración entraremos de lleno a tratar de establecer las diferencias entre un gobierno municipal de izquierda y uno de derecha, teniendo como referente el de Morelia, para no caer en los lugares comunes ya largamente recorridos, es necesario tomar en cuenta que los conceptos cambian y evolucionan, como la democracia, la política, la izquierda, la participación ciudadana, las políticas públicas, el desarrollo etcétera y otros muchos, porque estos se redefinen a partir del concepto de Estado que se tenga en cada momento histórico, muchos conceptos se han desgastado y perdido su significado original, las definiciones semánticas y etimológicas originales ya no son suficientes y útiles a la sociedad actual, por lo que es necesario reconceptualizarlos a la luz de las nuevas circunstancias y evoluciones de la sociedad moderna.

 

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