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Ciudadanos Emergentes… La Congruencia

 

By: Lic. Arturo Ismael Ibarra

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Lograr tener congruencia es el reto más grande que tenemos los humanos,  ya que es el balance perfecto entre lo que pensamos, creemos, decimos y hacemos. Hoy en día la conciencia de ese balance es mucho más grande sin embargo,  ser consiente es el primer paso, pero no el único faltan más.

Las necesidades que hoy en día tenemos para vivir en este entorno han tenido algunos cambios, uno de ellos es que la tecnología nos ha rebasado, me atrevo a asegurarlo porque es a través de la interacción de nosotros los humanos con nuestro entorno, es la forma como vemos que debemos de cambiar para adaptarnos a él.

La tecnología es una herramienta creada por el hombre para ser más eficiente, más rápido, más productivo, ¡más más más! , la tecnología es un potencializador  pero no solo de lo bueno, también del lado malo de los humanos, del lado ineficiente, del lado perverso de nosotros, dicho en pocas palabras los avances tecnológicos hacen hoy un efecto espejo donde vemos a través de ella nuestra deficiencia o eficiencia, nuestra congruencia e incongruencia.

La congruencia es en definitiva lo que todos queremos tener, todos queremos ser personas congruentes, la razón es simple, si no hay balance eso significa que estamos viviendo mal, vivir mal causa estragos y dolor, causa enfermedades y cuando es en demasía puede llegar a causar la muerte.

Generalmente se atribuye la congruencia entre pensar y actuar a una característica interna propia de la persona en cuestión, pero a mi modo de verlo, depende mucho de las circunstancias que la persona ha vivido, cómo ha sido criada y sobre todo, cómo se comportan los demás con él/ella. ¿Por qué digo esto? Porque realizar una acción, pensarla y decirla son tres tipos de comportamientos bastante diferentes, y se pueden aprender cada uno por separado (dices A, piensas B y haces C).

Quizás lo que más llama la atención de este fenómeno de decir/pensar A y hacer B es que tenemos la falsa concepción de que nuestros pensamientos siempre son la causa de nuestras demás acciones; lo cual se ha demostrado que es falso en muchas (aunque no todas) situaciones, y que siempre pesa mucho más la influencia del ambiente.

La congruencia es esa sensación de coherencia, de veracidad, de certidumbre, de sinceridad, que nos proporciona nuestra fuerza interior, cuando todas nuestras partes internas están alineadas hacia un mismo objetivo, hacia un mismo fin, es decir, todos nuestros “yoes” están de acuerdo -al menos por una vez-, en colaborar y trabajar en equipo a nuestro favor, cosa que no siempre es fácil de conseguir, ya que todos estamos compuestos de múltiples partes, yoes o facetas de nuestro ser, que no siempre desean lo mismo. Es como ser el director de nuestra propia orquesta: no se trata de que todos los músicos toquen el mismo instrumento, sino que todos se pongan de acuerdo en la melodía a interpretar.

El resultado de la congruencia es el poder personal, el carisma, la energía, y es la base sobre la que se apoya el liderazgo. “Walk what you talk”, es decir, haz lo que predicas, enseña con el ejemplo. Que tus actos sean el reflejo de tus palabras. Que tu vida hable de tí por sí sola. Y ello requiere de un gran trabajo personal, de un férreo autocontrol donde no se dan más permisos que aquellos que ayuden a configurar nuestra vida como una perfecta obra de arte.

Lo contrario es lo que muy a menudo observamos a nuestro alrededor. “Lo que eres habla tan alto que no escucho lo que dices.” La incongruencia es el dominio del ego, de las justificaciones, del autosabotaje, del autoengaño.

Siempre he creído que habría que hacer un test de congruencia personal, sobre todo a los profesionales que ostentan un título que les permite influir en los demás, sin haber comprobado previamente que, en efecto, esa persona ES lo que dice su título… pero una cosa es lo que han estudiado y otra muy distinta cómo viven, cuáles son sus creencias, sus valores, su misión

Una vez que sabemos que pensamos debemos hacer que nuestra voz se oiga igual a lo que pensamos, no hay nada más decepcionante que tener un líder que hoy dice una cosa y mañana dice otra. Esto ocasiona que la gente deje de escuchar, o se vuelva selectivo y solo escuche lo que más se adapta a sus necesidades y no a los de la empresa.

Por último, debemos obligarnos a actuar como pensamos y decimos. Al actuar conforme pensamos y expresamos nuestras ideas nos hace ser congruentes. Y solo a las personas congruentes es que las personas siguen.

Seamos congruentes, pensemos, digamos y hagamos lo mismo. Esto nos permite ser no solo congruentes, sino auténticos.

Al crear una empresa o trabajar dentro de ella debemos adueñarnos de su filosofía, de su misión, su visión, sus valores. Debemos predicar con el ejemplo, tal como lo hacemos en nuestra casa con nuestros hijos, no podemos darnos el lujo de ser incongruentes, ya que la incongruencia no es una característica de los líderes.

Un ideal de la convivencia humana es que cada persona se conduzca respetando las normas, así como los límites establecidos en su sociedad, los que se ha impuesto a si mismo, es decir, que sea congruente y que regule su actuación.

Para que cada persona se convierta en dueña de sus actos, sea congruente con sus ideas, creencias y valores, es recomendable responder las siguientes preguntas.

¿Cómo quiero ser? A partir de tus intereses, necesidades, valores y capacidades, puedes definir metas personales, así como tu proyecto de vida. Es importante procurar que estas metas de vida se basen en valores universales como la justicia, la libertad, el respeto a la vida, a la dignidad, la igualdad, la solidaridad, la legalidad, la responsabilidad, entre otros.

¿Cómo me comporto? Analiza tus acciones, lo que dices, cómo te riges en ciertas situaciones; identifica aquellas en las que tu conducta no es conveniente o no corresponde con tus ideales y metas. Estos comportamientos son los que debes modificar; en los que necesitas autoregularte en busca de congruencia.

¿Cómo ser congruente? Define patrones de comportamiento que te permitirán cumplir con tus objetivos sin lesionar tu dignidad ni la de los demás. Por ejemplo, puedes proponerte usar un lenguaje respetuoso, cumplir con tus tareas a tiempo, controlar tu agresividad, aprender a manejar tus emociones como el enojo o la frustración, respetar las normas que existen en tu entorno o resistir las tentaciones. Cuando se trate del cumplimiento de tus metas, puedes establecer pasos para lograrlas, definir un plan personal de acción con tareas y tiempos, así como realizar un contrato personal en el que te comprometas a terminar lo que empiezas o a no culpar a los demás de tus errores. Tampoco es una tarea fácil, por ello a lo largo de este curso realizarás actividades para fortalecer de manera constante la congruencia.

¿Qué he logrado? Valora tus logros para que adviertas las ventajas de ser congruente con tus ideas, intereses, necesidades y metas. Seguramente sentirás una gran satisfacción, te sentirás más libre y valorarás tu capacidad de decidir por ti mismo.

Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Catedrático de la misma en la Facultad de Contaduría y Ciencias Administrativas. Preside la asociación civil “Bien Común Michoacán” y la sociedad civil “Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo” (Laborissmo). Es Secretario General del Foro Política y Sociedad.

 

Correo electrónico de contacto arturoismaelibarradavalos@hotmail.com

 

 

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