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Saliendo del clóset…No hemos superado el Holocausto.

 

By: Raúl Martínez

Durante la Segunda Guerra Mundial, millones de personas que no se ajustaban a la perversa ideología de la perfección aria propuesta por Adolfo Hitler -judíos, Romaníes, Homosexuales, Comunistas, Gitanos, enfermos mentales y otros— fueron perseguidas y objeto de redadas y trasladadas a campos de exterminio.

Algunas fueron asesinadas inmediatamente; a otras se les hizo trabajar cruelmente hasta la muerte. Adolf Hitler pronunció el 18 de febrero de 1937 un discurso y en él dijo: «Si admito que hay de uno a dos millones de homosexuales eso significa que un 7 u 8% de los hombres son homosexuales. Y si la situación no cambia, significa que nuestro pueblo será infectado por esta enfermedad contagiosa. A largo plazo, ningún pueblo podría resistir a tal perturbación de su vida y su equilibrio sexual… Un pueblo de raza noble que tiene muy pocos niños posee un billete para el más allá: no tendrá ninguna importancia dentro de cincuenta o cien años, y dentro de doscientos o quinientos años estará muerto». Discurso que parece que vuelve a retumbar en las Iglesias, en los congresos legislativos, en las oficinas gubernamentales hoy en nuestros días.

De 1937 a 1939, son los años de la mayor persecución nazi a los homosexuales, la policía hacia redadas en sus lugares de reunión, confiscaban libretas de direcciones, y creaban redes de informantes y agentes clandestinos para identificar y arrestar a personas sospechadas como homosexuales. El 4 de abril de 1938, la Gestapo anunció una directiva indicando que los hombres condenados por homosexualidad podrían ser encarcelados en campos de concentración. Entre 1933 y 1945 la policía arrestó aproximadamente 100.000 hombres como homosexuales. La mayoría de los 50.000 condenados por los tribunales pasaron tiempo en prisiones regulares, y entre 5.000 y 15.000 fueron internados en campos de concentración. Los nazis internaron a algunos homosexuales en campos de concentración inmediatamente después de haber tomado el poder en enero de 1933. Algunos homosexuales estaban internados equivocadamente bajo otras categorías, y los nazis a propósito calificaban mal a algunos prisioneros políticos como homosexuales. Los prisioneros identificados por un triángulo rosa que significaba la homosexualidad fueron tratados muy mal en los campos. Según muchos relatos de los sobrevivientes, los homosexuales eran uno de los grupos más abusados y vejados en los campos de concentración, muy parecidos a los campos de concentración que han sido denunciados nuevamente su existencia en febrero del 2017 en Chechenia, auspiciados por el gobierno Ruso.

Los nazis creían que los homosexuales eran hombres débiles y afeminados que no podían luchar por la nación alemana. Veían a los homosexuales como gente que probablemente no produciría hijos y no contribuiría a aumentar la tasa de natalidad alemana. Los nazis sostenían que las razas inferiores producían mas hijos que los “arios”, de modo que cualquier cosa que disminuyera el potencial reproductivo alemana era considerada un peligro para la raza. Si, muy parecido al discurso del Mal Llamado frente Nacional por la Familia que insiste en solo ver la sexualidad con fines reproductivos, dejando de lado los afectos, sentimientos etc etc. Criminalizando con ello las diversas formas y manifestaciones sexuales.

 

Una forma de sobrevivencia disponible para algunos homosexuales era la castración, que algunos oficiales de la justicia criminal apoyaban como una manera de “curar” la perversión sexual. Los acusados homosexuales en casos criminales o en campos de concentración podían consentir a la castración a cambio de sentencias menores. Más tarde, los jueces y los oficiales de los campos podían ordenar la castración de un prisionero homosexual sin su consentimiento.

 

Los nazis interesados en encontrar una “cura” para la homosexualidad ampliaron este programa para incluir la experimentación sobre prisioneros homosexuales de los campos de concentración. Estos experimentos causaban enfermedad, mutilación, y hasta muerte, y no tuvo como resultado ningún conocimiento científico.

 

No existen estadísticas conocidas sobre el número de homosexuales que murió en los campos.

 

Cada año, en torno al 27 de enero, fecha en que se conmemora la liberación por las tropas soviéticas del campo nazi alemán de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau en 1945, y se nos invita a rendir tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto y pone en la mesa y el discurso oficial el compromiso en la lucha contra el antisemitismo, el racismo y toda forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra grupos humanos determinados.

 

La historia sigue vigente, en nuestros días los crímenes, el discurso es muy parecido al de muchas iglesias, los asesinatos, las terapias correctivas, los centros de corrección, los anexos, siguen vigentes, nos continúan matando por ser homosexuales.

 

Debemos cerrar filas contra la normalización del odio.

Cada vez que, en cualquier lugar, estamos todos en peligro.

 

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