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Rebelde a los 15… La imperfecta (y sororal) feminista.

By: Itzia Ramos

ITZIA

Cuando se habla de feminismo, todxs tienen una opinión. Desde la «x» que acabo de usar en donde podría escribir «todos» hasta contradicciones de la ideología, es demasiado fácil polarizar y ver al movimiento como algo milagroso o como un chiste.

No estoy diciendo cosas por decirlas: a lo largo de mi vida he convivido con ambas posturas, y todo lo que se encuentra en el medio. He escuchado hablar de feminismo a personas que lo han estudiado toda la vida y a quienes apenas hace quince minutos se enteraron que existe.

Han pasado casi siete años desde mi primera introducción al movimiento; comienzo mi texto como lo hice porque, aunque haya pasado tanto tiempo, sigue siendo confuso. Hay demasiado material que tomar, demasiadas posturas que escuchar y si no tienes una idea clara de cual seguir, muy seguramente vas a perderte.

Ese ha sido mi caso en varias ocasiones. Sí, es una parte importante de mi identidad, pero me ha costado llegar a reconocerla. Mirando atrás, creo que me habría ahorrado varios dolores de cabeza si hubiera aprendido esto:

Mi mayor duda era qué se puede hacer o no una vez que tomas la etiqueta como tuya. Da miedo: no sabes si en algún momento alguien con más experiencia que tú te dirá ¡eso no es feminismo, muy mal! Entras a foros con miles de interacciones con las propias compañeras peleando entre sí por pequeños detalles. Te pierdes en los tecnicismos y en las etiquetas. Es mucho para digerir.

Quisiera haber conocido a fondo la sororidad, algo que podríamos usar todas las mujeres, seamos feministas o no. La definición más fácil de la palabra sería ver a las otras chicas como hermanas y no rivales, solidarizarnos con ellas porque también les ha tocado sufrir por los mismos estereotipos, paredes, comentarios que a nosotras. Como dijo Emma Watson «el feminismo no es un palo con el cual golpear a otras mujeres, es darles libertad, el poder de elegir.»

Entiendo que las diferentes ideas den lugar a discusiones. Yo invitaría a dejar de encontrar “la ideología” y comenzar a encontrar una forma de convivir dentro de un mismo movimiento. Francamente, no me importa si eres liberal, radical o ni siquiera eres feminista: las metas te incluían en los sesentas y te incluyen hoy. Ya hay demasiadas causas por las que pelear para agregar otras.

No, no sé a qué corriente pertenezco. Tengo un libro de Nancy Friday que no he terminado en mi librero, y no me atrevo a empezar ese texto de Simone de Beauvoir. Hace 3 años que no voy a una marcha, a mi pañuelo verde ya le está cayendo el polvo… algunxs dirían que soy una mala feminista. Con lo aprendido que les compartí hoy (gracias a todas las mujeres que me lo enseñaron), me gusta decir que soy imperfecta, y eso está bien: hay muchas maneras de rebelarse. Y, entre tú y yo… si quieres hacerlo serás bienvenidx, sólo debes encontrar la tuya.

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y de los tacos al pastor con piña. Escribe poesía en sus tiempos libres.

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