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Cuentan que… La Fifí de Michoacán, lecciones gratis de indecencia política

 

By: Juriath Cervantes

La Sapiencia de San Google es, sin duda, a prueba de balas gramaticales y ortográficas, y con esa claridad tan suya, es explícita en sus significados:

 

Fifí_ adjetivo/nombre común

COLOQUIAL

[persona] Que es o tiene modales y actitudes delicados y exagerados.

Sin tílde, la fifi es “es un gancho de aluminio de unos 7 cm que se usa en escalada como sistema de anclaje-desanclaje simple, es el más rápido y sencillo. Dispone de dos orificios, el recuperador en su parte superior y el conector en la inferior”, reza Wikipedia.

EL ADJETIVO COLOQUIAL, como sabe la mayoría de los mexicanos que gustan de leer noticias, la viralizó el presidente electo y próximo a asumir funciones en México. El mismo que, solito, se ha dedicado a darle en la maus a las promesas de toooodas sus campañas presidenciales previas a esta última, antes siquiera de pisar Los Pinos, y a jurar sobre la cruz que todo lo que dijo antes, nocierto.

La fama del adjetivo “FIFÍ” ha desatado sin embargo la furia volcánica de mi comadre la Pompadour -famosa también por sus amoríos con un tal Luis, aunque no el XVI rey de Francia-. La madama duquesa-marquesa dice que ya no soporta que un término tan espléndido socialmente, sea utilizado para denostar, calificar y asociar a niveles de muy dudosa calidad moral.

Ante tal ofensa, la Pompadour alistaba ya una agresiva misiva dirigida al próximo timonel mexicano. Todo iba bien, hasta que le llegó la sabiduría, generosa, cual hija de San Google amado: al zar presidencial le encanta aplicar el despectivo término fifiliano porque refleja su interior; tanto ha convivido y creado “fifís”, que ya los mira en todos lados.

“Sí”, dedujo la Pompadour: “Morena es la cuna de los fifís”. Esos seres doble moral que se merecen tal adjetivo, componen la clase política más encumbrada en estos momentos en Michoacán, México y el mundo.

LA MEDIOCRIDAD, AVARICIA Y ANSIAS de poder tiene grandes personajes que circularon por distintos partidos políticos, generando problemas y divisiones, hasta que encontraron la cuna ideal en Morena. Michoacán tiene claros ejemplos de ello y uno de los más voraces, es el de Cristina Portillo, deficiente en su discurso, confusa, pésima en su quehacer institucional y, señalada por muchos que han trabajado con ella o cerca de ella, como traicionera.

Involucrada en un escándalo por varios millones de pesos que nunca justificó y, aparentemente, menos operó, desde la otrora Secretaría de la Mujer, su doble moral no tiene límites. Mientras de dientes para afuera reclama salarios bajos, a la hoy diputada se le olvida, por ejemplo, el sueldo que percibió durante mucho tiempo como funcionaria “de primer nivel”. En esos años jamás ofreció dedicar sus percepciones salariales a la clase desprotegida de Michoacán.

Voces que la conocen, afirman que tiene siete propiedades en Morelia, entre ellas, tres inmuebles residenciales en la Chapultepec y un departamento en pleno Centro Histórico. Autos de lujo, una vida por igual de espléndida recíproca en sus gastos y percepciones.

PORTILLO ES, ADEMÁS, AMANTE DE LA INTRIGA. Incumple acuerdos, divide en lugar de hacer equipo; se dice defensora acérrima de las mujeres y es, paradójicamente, su peor enemiga. A todas con las que ha llegado buscando “alianza”, las ha traicionado.

Ana Lilia Guillén, hoy también diputada de Morena, conoce perfecto los viperinos movimientos de la Portillo. La propia Selene Vázquez, con quien, dicen los que saben, durante varios armó dupla para presionar y chantajear a candidatos y gobernadores a cambio de espacios en la administración, lo sabe también y no se diga Susana Esquivel, ex regidora, exdiputada local y federal.

En la pasada elección, por ejemplo, el chisme a gritos duró semanas en radiopasillo: como pensaba que su partido no ganaría ni un peldaño en dichos comicios, y con el fin de que el Independiente no repitiera en Morelia, le entregó los padrones de la promoción al voto a uno de los candidatos opositores.

PERO SU TRAICIÓN MÁS GRANDE fue la que hizo al perredista Jesús Zambrano, exlíder nacional del del a Revolución Democrática, quien la alentó y apoyó para convertirse en plurinominal. Esa mano la mordió varias veces. Y la lista sigue.

Al interior del Congreso del Estado, su afán protagónico y e ínfulas de grandeza, muy a lo Fifí, han generado graves encontronazos. Ya es más que evidente, su pleito barato con el otro morenista y pejista de corazón, Alfredo Ramírez Bedolla.

Al Movimiento de Regeneración Nacional, le urge, en serio, aplacar a esos personajes sórdidos que sólo destruyen. Morena ya es gobierno, ocupa pues trabajar dejando de lado partidismos, pretensiones personales y, sobre todo, revanchismos.

Y eso aplica por igual a los nuevos inquilinos del edificio de Allende, donde el gobierno municipal nomás no termina de entender que es eso: gobierno, es decir, que está para servir a la gente. Los malos tratos a los trabajadores, los señalamientos que ya chole, contra los independientes y el afán protagónico de quienes piensan que su mesías les va a perdonar y a tolerar todo, no tiene sinigual.

La cantaleta de Julio César Orantes, director del Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Morelia, ya cansa, lo mismo que sus actitudes y decisiones, corriendo y metiendo gente al quebrado organismo sin atender instrucciones de su jefe y sin detenerse a pensar en el daño que le genera. ¿Hasta cuándo lo tolerará el mero patróon?, sólo Dios sabe, por lo mientras, los castillos de aire que erigieron los morenistas comienzan a desbaratarse y sí, pasó la borrachera, ora sigue la triste cruda y en esa andamos. ¡Pobre Morena!

 

 

 

Repeat with me: I will say the truth. Es la frase que don Pejexito debería obligar a aprenderse y a escribir todos los días a las 5 de la mañana, a esos “Fifís” doble moral que le están partiendo la cruz a su Movimiento de Regeneración Nacional. ¿No que muy papas fritas, compadres?

 

 

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